Mexicano de origen, el chile Capsicum annuum L., es el cultivo de mayor crecimiento en México, pues la superficie sembrada se incrementa a un ritmo de 5% anual y Sinaloa destaca con poco más del 12% del total de la superficie nacional que es de aproximadamente 110 mil hectáreas.

Entre los principales tipos de chiles destaca el Jalapeño, con superficies que en Sinaloa van de las 7 a 10 mil hectáreas; Bell Pepper, con 4,500 a 5,000; chile serrano con 1,800 a 2,500 hectáreas, completándose el mosaico con variedades e híbridos como: Ancho, Mulato, Pasilla y de Arbol.

La producción se destina tanto para exportación como nacional, con dos usos principales: consumo en fresco y para enlatado.

El rendimiento medio reportado es cercano a las 40 toneladas por hectárea en riego rodado, 60 con sistema de goteo y unas 70 toneladas en combinación de goteo con acolchado, técnica con la cual se establece casi el 40% del total de la superficie que se siembra en Sinaloa.

Las dos presentaciones o destinos comerciales han tenido una demanda creciente que a su vez alientan a más productores a incursionar en la siembra del chile, por lo que en afán de responder a las inquietudes de nuestros lectores, tuvimos una conversación con el M.C. Enrique Retes C, quien trabaja para una de las empresas mas importantes dedicadas a la producción de semillas de hortalizas y ha dedicado muchos años a la investigación relacionada con las hortalizas, y en especial con este cultivo.

Resumimos a continuación algunas de las sugerencias de manejo más importantes, en el entendido que cada productor debe ajustar sus propias técnicas en función de qué espera de su cosecha en volumen, oportunidad, precio, calidad, destino, etc.

De hecho la planta de chile es perenne y teóricamente podría permanecer meses o años produciendo, pero nutrición, plagas, enfermedades, nemátodos y clima influyen en su comportamiento, de modo que en función del manejo del productor puede esperarse un mayor o menor rendimiento y más o menos tiempo de cosecha.

En Sinaloa, el cultivo empieza a establecerse desde julio hasta diciembre, pero la planta expresa mejor su habilidad productiva en siembras de agosto, cuyas cosechas se realizan desde mediados de octubre.

Los principales híbridos en el mercado son: Grande, Cacique y Perfecto.

Es interesante destacar que los híbridos sembrados en México se establecen con semilla producida en Tailandia, Chile y China, principalmente, ya que la polinización se hace manualmente y la semilla es mejor cuanto mejores condiciones de ambiente tenga la planta durante su desarrollo.

El precio de la semilla para una hectárea, es decir 40 mil semillas, oscila entre 1,200 y 1500 dólares, prefiriéndose en la mayoría de los casos establecer el cultivo por transplante.

En siembras a hilera sencilla, la separación de surcos es de 85 centímetros con unas 4 plantas por metro, mientras que en doble hilera la cama es a 1.70 metros, con 40 centímetros de separación entre hileras y promedio de 3 a 4 plantas por metro de surco, en este último caso, con la cinta de goteo al centro.

Debido a su hábito de crecimiento en el que los tallos se multiplican en forma de Y sucesivamente, el chile debe podarse en invernadero para presentar una planta a trasplante en forma de carrizo o primera Y, siendo en el campo donde se le permite su desarrollo normal de forma arbustiva.

Esta es una de las razones por las que el manejo del agua de riego y la fertilización deben cuidarse muy especialmente.

Por la susceptibilidad del cultivo del chile al ataque de virus, los cuales son diseminados por trips y mosca blanca, es aconsejable no plantar en lotes colindantes con siembras de soya o algodón, particularmente en siembras muy tempranas que pueden ser afectadas por emigraciones o repoblaciones de la plaga.

Cuidados iniciales

Ya establecida la planta, sea en hilera sencilla o doble, en riego rodado o goteo, debe tenerse especial atención en el control de plagas como trozadores, gallina ciega (especialmente si el terreno ha tenido altas infestaciones de maleza previas a la siembra), grillos, diabróticas, pulga saltona y pulgones.

Cada plaga causa un daño específico, pero en el caso del trips se requiere un control más riguroso porque esta plaga es vector del Virus de la Marchitez Manchada, cuya incidencia ha venido creciendo ciclo tras ciclo porque al no controlarse oportunamente la plaga, la enfermedad se multiplica y el suelo se va infectando.

Dependiendo de las condiciones de clima, además de productos químicos como Agrimec, funciona satisfactoriamente la aspersión de azufre.

Por el tamaño diminuto de la plaga, es preciso que el técnico haga periódicamente un muestreo lo más representativo posible del lote, desde las primeras hojas hasta los botones florales donde se aloja el trips, a efecto de decidir con oportunidad las medidas de control químico, dejando de considerar solo el daño ocasionado por la plaga y asociándolo con la proliferación del Virus de la Marchitez Manchada.

Otras plagas de importancia son: minador, gusano del fruto y soldado.

Por el daño potencial que puede ocasionar, merece mucho cuidado el picudo o barrenillo, ya que se alimenta de polen y flores. Al ovipositar en el fruto ocasiona el daño más visible por lo que requiere un control riguroso.

Las aspersiones de Vydate dan buenos resultados porque el producto al ser sistémico tiene la propiedad de circular dentro de la planta, ampliando el período de protección.

Cuando el pulgón ataca a la planta en etapa adulta, la mielecilla que genera provoca una deformación a las hojas cerca del cogollo y las enconcha, observándose una formación de fumagina por el hongo Capnodium sp, que son sustancias de secreción azucaradas. Esa mielecilla bloquea la función de transpiración de las hojas.

Es muy importante tener en cuenta la tendencia del consumidor hacia productos con menos residuos de pesticidas, por lo que en el caso de picudo y soldado, puede recurrirse a la aplicación de feromonas que reducen la multiplicación de las plagas al confundir a hembras y machos durante el proceso de apareamiento.

Control de enfermedades

La sanidad del cultivo está muy relacionada con la sanidad de las plantas desde el invernadero, por lo que ahí es importante la aplicación de antibióticos y cúpricos de manera preventiva.

Destacan por su importancia enfermedades como el Virus de la Marchitez Manchada (TSWV), propiciado por altas poblaciones de trips, Virus del Jaspeado del Tabaco (TEV) y el Virus del Mosaico del Pepino (CMV), ambos transmitidos por vectores como pulgones, mosca blanca, trips y chicharritas, particularmente Myzus persicae y Aphis gossypii.

Las condiciones climáticas de alta humedad relativa y alta temperatura propician la Mancha bacteriana Xanthomonas campestris pv. vesicatoria. El daño llega a ser considerable en el follaje de plántulas, plantas y frutos.

Los ataques de cenicilla Oidiopsis taurica se deben principalmente a susceptibilidad de las variedades, así como también las pudriciones de raiz. En ambos casos, además de los tratamientos a base de Bayleton y Benlate, productos sistémicos en aplicación preventiva, deben evitarse siembras en suelos contaminados y hacer un manejo muy eficiente del agua de riego.

En predios donde se ha venido manejando por años el sistema de riego por goteo y acolchado plástico, el cultivo se vuelve más susceptible al ataque de nemátodos como Meloidogyne y Naccobus, así como también a bacterias del suelo.

Nutrición de las plantas

La falta de suministro de agua o nutrientes trasciende en cualquier etapa en una merma de facultades productivas de la planta.

Una planta mal nutrida no solo producirá menos frutos, sino que se vuelve más vulnerable al ataque de plagas y enfermedades que pueden bajar considerablemente la cosecha o impedir que la planta llegue a producir.

El cultivo del chile responde a fertilizaciones altas con microelementos aplicados al suelo o foliar y debe considerarse al calcio como elemento para que proporcione a la planta mayor nutrición y una mejor tolerancia a las enfermedades.

A la formula de Nitrógeno, Fósforo y Potasio que determine el análisis del suelo conviene agregar calcio y en los fertilizantes foliares deben incluirse preferentemente Magnesio, Fierro, Zinc y Boro.

El uso de bioestimulantes como auxinas, citoquininas y giberelinas contribuye a un mejor amarre floral y formación de frutos.

En la medida de lo posible debe aprovecharse la materia orgánica con la incorporación de socas o aplicación de estiércol, preferentemente gallinaza que es un abono natural rico en calcio.

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