A pesar de que durante los últimos años el sorgo se ha considerado como cultivo de relleno en el ciclo primavera, la limitada disponibilidad de agua para el otoño-invierno, la extensa superficie de predios de maíz, tomatillo y frijol siniestrados por las heladas de diciembre y enero, sumado a las excesivas lluvias de la primera quincena del mes, colocan a este cultivo como la alternativa más viable para resiembra de cultivos siniestrados.

Si bien el gobierno estatal y la SAGARPA han pretendido diversificar el abanico de opciones para los productores cuyas siembras se siniestraron, la realidad es que solo el sorgo representa viabilidad técnica y económica.

La propuesta de sembrar frijol enfrenta el antecedente de mayor riesgo de plagas durante etapas tempranas del cultivo, principalmente trips, pulgones, mosca blanca y chicharrita, cuyas incidencias se elevan conforme se incrementan las temperaturas, desde la segunda quincena de febrero, cuando los frijoles sembrados en enero apenas inician su desarrollo.

Por otro lado, el exceso de humedad dejado por las lluvias que se registraron en la región durante las dos primeras decenas de enero, incrementa el riesgo de enfermedades, por lo cual, via elevados costos de control de plagas y enfermedades hacen poco viable este cultivo.

En el caso del cártamo, cuya fecha de siembra óptima está identificada entre el 15 de noviembre y el 30 de diciembre, sembrar a finales de enero o en febrero representa una disminución del potencial del rendimiento, además de que en los dos ciclos anteriores, bajo clima seco se ha detectado incidencia de la enfermedad de cenicilla, cuyo costo de control en experiencias vividas en el Valle del Yaqui, implica de una a dos aplicaciones de fungicidas por hectárea

Sorgo, la opción.

Dadas las condiciones de poca disponibilidad de agua para riego en los valles del Fuerte y El Carrizo y merced a que el mercado de semillas está ofertando híbridos más precoces, es posible obtener resultados aceptables con dos auxilios, si se siembra sobre la humedad de las lluvias.

Hay experiencias, particularmente en el Valle del Carrizo de cultivos de sorgo que han llegado a cosecha con buenos resultados con un solo auxilio.

Por otro lado, es necesario destacar que en los años recientes el sorgo ha recibido escaso estímulo oficial y como el producto importado cuesta puesto en puertos nacionales apenas unos 92 a 95 dólares por tonelada, el sector pecuario, principal consumidor de este forraje prefiere asegurar sus inventarios importando.

Esto podría generar no solo una mala expectativa de comercialización desde el punto de vista del precio, sino también de mercado y pronto pago.

Por esta razón, la siembra de sorgo debe realizarse previo análisis del mercado y preferentemente hasta tener un canal seguro de comercialización, aun cuando éste quede sujeto al precio que rija al momento de la cosecha.

Para este año la SAGARPA se preve aplicar apoyos directos a la comercialización de sorgo para un volumen de un millón 200 mil toneladas, lo que equivaldría a la producción de unas 200 mil hectáreas sembradas, considerando un rendimiento medio de 6 toneladas por hectárea.

El cultivo también ha sido incluido en el programa de apoyos a la pignoración por un volumen de hasta 300 mil toneladas a nivel nacional, mientras que en apoyos directos a la cobertura de precios se protegerán un millón de hectáreas, es decir, casi el 80% del volumen total con apoyo a la comercialización.

Para que el lector pueda tomar una mejor decisión sobre sembrar este u otro cultivo en este ciclo de primavera, a continuación se ofrecen algunos detalles técnicos del manejo del cultivo y finalmente, un cuadro de estimación de costos preparado por la Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sur.

Híbridos.

Los materiales recomendados son: Dekalb D-45, D-55, D-65, Turquesa, Diamante, Esmeralda, Double TX, Dorado E, Pioneer-8313, Pioneer-8171, NK-180, NK-308, NK-233, Cargill Pagador, y Costeño-201.

Modo y densidad de siembra.

Se puede sembrar en seco o en húmedo en suelos de barrial y sólo en húmedo en terrenos de aluvión, en surcos separados a 60-70 cm.

En barrial, siembre en seco en el lomo del surco, a 3 cm de profundidad e inmediatamente después aplique el riego de germinación, a trasporo. En aluvión, dé un paso de rastra después del riego de presiembra y siembre a chorrillo en el fondo del surco, utilizando de 15 a 18 kg/ha de semilla.

La población adecuada para surcos a 70 centímetros es de 25 a 28 plantas por metro de surco.

Riegos.

Los períodos críticos de la planta por humedad son: germinación, embuche, floración y madurez lechosa, por lo que se sugieren de dos a tres riegos de auxilio, dependiendo del tipo de terreno y el híbrido sembrado.

En barrial, el primer auxilio debe aplicarse entre los 40-45 días después del riego de germinación; el segundo a los 65-75, pudiendo alargarse en caso de que la humedad del suelo lo permita hasta los 85-90 días, en la etapa de floración a madurez lechosa.

Fertilización.

La dosis y métodos de fertilización, dependen del tipo de suelo en que vaya a aplicarse. En suelos arcillosos, se sugiere la aplicación de 180 a 250 kg. de N/ha., mientras que en suelos arcillosos delgados se deben aplicar de 200 a 250 Kg. de N/ha. (410 a 435 Kg. de urea). Para suelos de aluvión la cantidad varía de 180 a 200 kg. de N/ha. (390 a 410 kg. de urea).

En caso de fósforo y potasio, las cantidades varían de acuerdo al manejo y tipo de suelo, y su aplicación se dará en base a análisis químicos, ya que pocos suelos responden incrementando los rendimientos con la adición de estos nutrimentos.

Se puede aplicar el 50% de nitrógeno en presiembra y el resto al primer cultivo; o bien, aplicando la totalidad de nitrógeno en presiembra, en suelos tanto arcillosos como en aluviones profundos.

Los fertilizantes fosfatados y potásicos se deben aplicar en presiembra, ya que la movilidad de éstos es menor que la del nitrógeno.

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