El Virus de la Marchitez Manchada del Tomate -VMMT- ha sido un problema grave en los últimos años, pero se ha acentuado esta temporada, particularmente en los tomatillos del Valle del Carrizo, ya que deteriora los lotes en una forma muy rápida y al confundirse el diagnóstico del agente causal, no se están tomando las medidas preventivas necesarias en tiempo y forma.
La enfermedad ha sido llamada por algunas personas como el virus de la necrosis bacteriana, pero no existe una enfermedad que se llame así.
En realidad se trata de un problema endémico en el Valle del Carrizo que ha hecho crisis en los tomatillos, pero que no únicamente afecta a este cultivo sino también a tomates, chiles, sandía, berenjena, etc.
Este virus está causando serios problemas no sólo en el Valle del Carrizo sino también en el Valle del Fuerte, y es el problema número uno de los tomatillos, ya que la mayoría de los materiales son sensibles a la enfermedad.
El VMMT es transmitido por un solo vector que es el trips.
Hay ocho o diez especies diferentes de la plaga en el noroeste y casi todas son vectores de este problema, el cual se ha complicado por la desinformación que ha privado hasta ahora, lo que ha provocado que no se este actuando sobre el vector real. En este caso, las medidas fitosanitarias, el control del problema, radica exclusivamente en el control del vector; ese es el punto de partida.
Primero el desconocimiento tanto de parte de los técnicos, que prestan asesoría, como de las mismas autoridades fitiosanitarias, de la naturaleza real del problema y sus componentes, lo que ocasiona que la estrategia sea soltar químicos y más químicos en un bombardeo que no solo no controla el problema sino que incrementa los costos de producción, haciéndolo más complejo e impactante.
Cuando le digo a un técnico que tiene que cuidar los trips, dice que no los ven y es que en realidad es una de las plagas más difíciles de manejar. Tiene que hacerse un programa preventivo, en donde el monitoreo sea la herramienta básica para buscarlos, donde se sabe que están, en función de los hábitos del insecto. Por otro lado, cuando los técnicos los ven, toman decisiones en función de “umbrales económicos”, porque están viendo al trips solo como una plaga y no como un vector y eso nos está perdiendo, porque en el concepto de umbrales no funciona en el manejo del problema.
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Estamos dejando libre al trips porque no estamos buscando donde se debe: en flores, en las malezas, en los lugares de la planta donde el insecto se esconde y además, las aplicaciones no son ni en la forma ni en los momentos más adecuados para el control de la plaga, lo que provoca que una semana el lote está en perfectas condiciones verde, bonito, y a la siguiente hay un manchón amarillo que comienza a crecer y en menos de 15 días el lote está totalmente clorótico y listo para la rastra.
La enfermedad provoca que el crecimiento en las yemas terminales se detenga en forma súbita después de la infección, los entrenudos se acortan, las plantas se ponen cloróticas y eventualmente mueren, lo que provoca la confusión en cuanto a que son hongos que atacan a la raíz y no un problema viral; esto desvía la atención y se pierde tiempo en el tratamiento del problema. Ciertamente en la inspección de un campo afectado por el VMMT es posible encontrar plantas atacadas por fusarium ó rhizoctonia, pero no es la norma en las plantas con síntomas.
Una de las causas de mayor importancia que están involucradas en el crecimiento del problema en el norte de Sinaloa, es que generalmente en el manejo de la plaga, todavía existe el criterio de considerar a los trips como plaga menor. Son pequeños, comen poco, son criterios técnicos usados por los agrónomos y los agricultores, y es verdad; pero el problema es que bajo ese concepto se le dá poca importancia al insecto y al tomatillo se le manejando casi con un criterio de cultivo de granos (de baja inversión) y no como una hortaliza, que dependiendo del mercado puede ser muy rentable para los productores.
Debemos entender que el tomatillo tiene que verse y cuidarse como una hortaliza y eso es que puede ayudar a manejar el problema para no tener los índices que tenemos ahora, tenemos que manejar programas integrados de control dirigidos a los vectores.
Lo grave del presente caso, es que en el Valle del Carrizo los problemas fitosanitarios están llegando y se están quedando; se están haciendo endémicos y se está contaminando el valle por desconocimiento y por mala planeación de las estrategias de manejo, lo que provocará que en el fututo tengan que luchar contra un problema de esa dimensión.
Prácticamente todas las solanáceas son hospederas de trips y del virus, y su rango incluye a las cucurbitáceas y leguminosas, lo que equivale a que estames ante un problema que puede convertir al Carrizo en una zona de siniestro consistente y de alto costo, cuando la gente siembre hortalizas y no las maneja correctamente.
El clima es un factor que influye en forma importante, y en el pasado fue un moderador efectivo de las poblaciones; sin embargo los requerimientos de temperatura y humedad relativa para las diferentes plagas ha variado mucho en la región, y sus rangos son ahora muy elásticos. Debemos entender que los insectos no tienen palabra de honor, es decir, no siempre se comportan igual, porque han estado presentes en nuestros valles por mucho tiempo, tiempo en el que han desarrollado biotipos que se han adaptado a los cambios de clima. Por ejemplo, mosca blanca y el trips los tenemos todo el año porque tenemos hospederas todo el año, al practicar una agricultura intensiva buscando hacer un poco más rentable la actividad; esto ocasiona que siempre haya “puentes” entre ciclos, lo cual beneficia a lo insectos plagas y a los vectores.
La forma en que están manejándose las plagas en cultivos de granos, donde elevadas poblaciones se descuidan en etapas de madurez de los cultivos provocan que la plaga tenga frecuentes emigraciones que dañan la fitosanidad de cultivos jóvenes y en general de los valles.
Tenemos que aprender a manejar bien esta plaga, porque las malezas que están a la orilla de drenes ó canales actúan como reservarios de virus y vectores, garantizando su supervivencia de ciclo a ciclo. El brinco a los cultivos a partir de estos sitios, es solo cuestión de tiempo.
El VMMT ataca al tomatillo prácticamente en cualquier etapa del cultivo, aunque es su efecto es más drástico entre más pequeña sea la planta; el tiempo entre la inoculación (la colocación del virus en la planta por el insecto), y la aparición de los primeros síntomas, dependen de la temperatura; si son cálidas, los síntomas aparecen en alrededor de 10 días y en temperaturas menores de 15 grados, podemos hablar de períodos de 15 a 20 días.
Se ha dicho en El Carrizo que el riego provoca que aflore el problema, cuando en realidad lo que ocurre es que antes del riego la planta estaba infectada y con el riego viene el rebrote y el rebrote nos indica todo un proceso que ya se venía desarrollando por la infección del virus. En muchos casos se han parado los el riegos, pensando que estos estaban provocado la enfermedad, lo que es falso.
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Esta es una enfermedad relativamente nueva en Sinaloa; ya que su presencia fue establecida en 1984, particularmente en el Valle del Fuerte, en el ciclo 88/89 fue observada en el valle de Culiacán causando daños fuertes, y en los últimos cinco años ha causado fuertes pérdidas a productores de tomatillos, de El Carrizo, Ahome, Guasave y Angostura.
En el campo, la diseminación se realiza por medio de Trips; las ninfas adquieren con mayor eficiencia que los adultos, lo que establece la importancia de las poblaciones sobrepuestas (poblaciones de inmaduros y adultos).
Los síntomas más sobresalientes en tomates y chiles son:
Bronceado de las nervaduras y necrósis total de los foliolos jóvenes causando eventualmente su muerte. En algunos casos se observan anillos necróticos en los espacios intervenales. Con la muerte de los meristemos apicales, se liberan las yemas axilares, las cuales muestran los mismos síntomas de bronceado y necrósis. Los frutos de plantas afectadas muestran anillos bien marcados; lo que reduce su valor comercial.
La supervivencia de este virus puede darse en tres formas:
La semilla es un importante factor de dispersión tanto en forma local como a niveles de mayor distancia dado el flujo de materiales que se da entre estados. Hay datos que señalan transmisiones por semilla de hasta 94 % (tomate); en tomatillo este aspecto no ha sido analizado, pero no es difícil que se esté dando.
La supervivencia en el cuerpo del insecto depende de la concentración del virus; ya que no se ha detectado multiplicación dentro del insecto, a pesar de esto, el virus permanece varios días en el bicho y es posible que pase con él durante todo su ciclo biológico (3-4 semanas).
Las malezas constituyen quizá la forma de supervivencia más importante de éste; ya que su carácter perene (en los casos extremos), asegura su permanencia y obviamente la de sus vectores. Al compartir hospederas, la relación virus-vector agranda sus posibilidades de supervivencia.
Generalmente, es en las plantas harbences en donde los insectos pasan de una temporada a otra en formas inmaduras ó adultos, adquiriendo en forma eficiente el virus antes de emigrar hacia los cultivos de tomatillo, tomate, chile, etc.
Un programa de Manejo Integrado de este y otros problemas virales debe tomar en cuenta los siguientes aspectos:
1.- CONCIENTIZACION plena de la magnitud de los problemas virales en todos los niveles de la empresa, agricultor, técnicos, mayordomos), con el fin de que todo el personal se involucre desde sus responsabilidades específicas en la lucha contra este problema (y en general contra todos los problemas fitosanitarios).
2.- SELECCION DE LA ZONA. Debe seleccionarse un área alejada, lo más posible, de drenes o montes, ya que éstos por sus condiciones, son magníficos centros de reproducción de vectores y virus. En lotes grandes, debe seleccionarse la parte que represente menor riesgo, pensando además en la cercanía y dirección de otros cultivos que pueden actuar como fuente de inóculo.
3.- PLANIFICACION DE ETAPAS. Por regla general, las etapas avanzadas actúan como fuentes de contaminación para las jóvenes. Por esta razón en la planificación, debe tomarse en cuenta la dirección de los vientos dominantes; ya que éstos juegan un papel muy activo en la movilización de vectores; las etapas viejas deben siempre estar detrás de las jóvenes con respecto a los vientos dominantes, especialmente durante las horas del día en que los vectores son más activos.
4.1.- Fuera del lote. Los bordos de canales, drenes o montes cercanos deben de ser limpiados 15-20 días antes de la siembra o transplante, realizando una aplicación de insecticidas sobre éstos previamente. Es importante matar a los bichos antes de la quema o macheteo de las malezas, para evitar su dispersión hacia otros sitios. La quema con herbicidas resulta más recomendable para evitar el rebrote de las malezas y con ello la permanencia de las fuentes de inóculo viral, y es más efectiva si se le adiciona un insecticida para evitar emigraciones indeseables.
Con el propósito de romper el ciclo biológico del vector, es recomendable realizar una aplicación de insecticidas previa para matar las formas inmaduras, las cuales adquieren el virus, con lo que evitaremos generaciones de adultos virulíferos. Siempre es conveniente meterse a los montes o drenes cercanos para observar el estado que guardan las malezas; éste es un excelente espejo que refleja la potencialidad de peligro de esa población.
Un aspecto de suma importancia está representando por las malezas de áreas vecinas dentro de lotes grandes; si un lote tiene 80 hectáreas y nuestra primera etapa es de 40 hectáreas, debe pensarse en eliminar la maleza de las 80 por medio de un barbecho para evitar la proliferación de vectores y su vuelo posterior hacia etapas ya establecidas. La eliminación de las fuentes de inóculo viral y de alimentación para los bichos reduce la posibilidad de poblaciones virulíferas al romper los ciclos biológicos de éstos. Al iniciar la preparación formal del terreno sobrante (40 has), para plantar ó sembrar una nueva etapa, debe aplicarse un insecticida a los rebrotes (si los hay) y lugares vecinos antes de meter maquinaria, para evitar la dispersión de vectores.
4.2.- Dentro del lote. Las malezas dentro de los lotes y guardarrayas representan un fuerte problema fitosanitario; ya que se convierten en reservorios de insectos. La relación co-evolutiva de los insectos y las malezas hace posible que su capacidad de reproducción se manifieste plenamente, de allí, las emigraciones tan elevadas de bichos en los inicios de temporadas de montes hacia lotes en cultivo. La preferencia que muestran los bichos por algunas malezas, debe ser aprovechado para detectar su presencia y planear su control.
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La eliminación de las malas hierbas dentro de los lotes por consiguiente, alcanza una gran importancia y debe planearse perfectamente, dada la cercanía de las plantas que queremos proteger. Esta labor debe ser posterior a una aplicación de insecticidas; ya que de esta manera se evita la dispersión y con ello la diseminación de la enfermedad viral. Las aspersiones de avión son buenas para estos casos; ya que son totales y se aplica al mismo tiempo al cultivo y a las malezas. En caso de ser posible, debe darse preferencia a la eliminación de las malezas con herbicidas; ya que si tenemos algunas fuentes de inóculo establecidas en malezas grandes, el rebrote es aún más peligroso.
Es frecuente que se aprovechen los cultivos para eliminar malezas pequeñas; insistimos de nuevo, es importante pensar que la práctica cultural en mención provocará movilización de insectos pequeños como trips y moscas blancas. Por consiguiente, el inicio de esta labor, debe hacerse coincidir con una aplicación total de insecticidas.
Los virus son por sus características, agentes causantes de enfermedades que pueden ser manejados a través del saneamiento; así entonces, cuando aparecen las primeras plantas virosas, puede iniciarse su eliminación, buscando con ello reducir el número de fuentes de inóculo dentro del lote. Sin embargo, para que esta práctica tenga el efecto esperado es necesario tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
5.1.- Evitar dispersión de vectores. Los insectos que están alimentándose sobre una planta virosa, son doblemente peligrosos, debido a que las probabilidades de que estén infectivos es mayor. Por esta razón, debe evitarse su dispersión a plantas enfermas, coordinando esta práctica con una aplicación total de insecticidas.
5.2.- Hora del saneamiento. El saneamiento debe realizarse por la mañana, buscando las horas de mayor calor para que el material se deshidrate lo más pronto posible (plantas eliminadas).
En el caso del tomatillo, tomate y chile, es conveniente sacar las plantas enfermas en costales hacia las guardarrayas en donde deben quemarse o enterrarse profundamente.
5.3.- La realización de la práctica de saneamiento. La realización de esta práctica debe ser con la frecuencia que se requiera (en función de la incidencia), siempre coordinada con una aspersión de insecticidas previa. Debe realizarse por personas entrenadas para distinguir una planta enferma de una sana. Es una práctica que debe realizarse en el menor tiempo posible, para evitar la llegada de insectos en nuevas emigraciones. Esta debe ser una práctica tan importante como los deshierbes.
Las aplicaciones de insecticidas deben de darse en tiempo y forma correctos para que garanticen el mejor control posible, seleccionando para esto los productos adecuados.
Al planear una aplicación para controlar a los vectores, es importante recordar:
6.1.- Los hábitos del o los bichos, buscando sus tiempos de mayor actividad.
6.2.- Evitar el establecimiento de generaciones sobrepuestas dentro y fuera del lote, manteniendo siempre la idea de romperle el ciclo biológico.
6.3.- Usar el equipo y los productos adecuados.
6.4.- Programar las aplicaciones iniciando desde los sitios de menor presión insectil hacia los de mayor presión (de donde hay menos hacia donde hay más).
6.5.- En etapas distintas pero vecinas entre sí, debe aplicarse el mismo criterio del punto 5.4. iniciando las aspersiones de las etapas jóvenes hacia las viejas.
6.6.- Cuando se tengan vecinos con lotes colindantes y cultivos similares o diferentes pero igualmente sensibles al problema viral que se cuida, coordínese con ellos para programar las aplicaciones de insecticidas el mismo día. Las aplicaciones deben darse de los sitios linderos hacia dentro del campo. De esta manera se evita el efecto de emigraciones forzadas por la aspersión del vecino. Esta es una práctica de buena vecindad, pues es protección para ambos.
6.7.- Cuando se pretende eliminar vectores, la aplicación debe ser total; ya que los bichos son tan pequeños y tan dotados de mecanismos de defensas, que fácilmente se esconden en malezas apenas emergentes, grietas del terreno o debajo de los terrones. Para estas circunstancias, es conveniente el avión o las aspersoras terrestres de alto volumen; los equipos de mochila pueden ser usados si se usan aguilones de tres boquillas, con el fin de que se aplique el fondo de la cama y las plantas de ambos lados.
Con el propósito de conocer qué situación guardan las poblaciones de vectores dentro y fuera de nuestros lotes, pueden usarse trampas amarillas con pegamento que permitirán saber:
7.1.- Qué insectos están llegando (Trips, mosca blanca, pulgones, chicharras).
7.2.- De donde están llegando más (orientación de los arrivos).
7.3.- Horas de máxima arrivazones.
Lo anterior puede facilitar el trabajo de detección y puede dar una idea de la dimensión de las poblaciones, lo que ayudará en la toma de decisiones.
En algunos casos, las trampas de colores se han usado como medio de control, pues usadas en número alto en los sitios de mayor llegada capturan un número tan alto de bichos que su acción es significativa y pudiera ser un buen complemento en la estrategia de manejo integrado.
Esta es una situación de indudable importancia en el manejo integrado de enfermedades virales y que lógicamente incluye a tomatillos de transplante, por lo que deben cuidarse algunos aspectos que pueden ser determinantes en la obtención de planta sana. Estos aspectos son:
8.1.- Limpieza absoluta de interior y exterior de invernaderos, eliminando las malezas o plantas voluntarias (plantas de cultivo que caen al suelo y ahí crecen) en forma permanente, cuidando obviamente, no dispersar a los insectos vectores que sobre ellas se encuentren.
8.2.- Realizar en forma permanente una fuerte vigilancia sobre la sanidad de las plántulas, eliminando aquellas sospechosas o con síntomas marcados de visoris. Algunos virus se transmiten por semilla; el Virus de la Marchitez Manchada del Tomate presenta niveles altos de transmisión en tomate, en tomatillo este aspecto debe estudiarse.
8.3.- Manejar un programa permanente de insecticidas.
8.4.- Colocar trampas amarillas con pegamento para capturar bichos plaga-vectores. Algunas de estas trampas pueden ser colocadas en el exterior para detectar lo que está llegando y las horas de mayores poblaciones; esto permitirá mantener los invernaderos cerrados durante las horas de mayor riesgo y además programar aspersiones de insecticidas de refuerzo cuando se requiera.
Una situación que hace muchas veces impráctico el saneamiento, como medida para reducir el inóculo viral dentro de un lote, es el número de plantas que se tiene; ya que cuando rebasamos niveles de incidencia del 15% el impacto en la población es significativo y repercute fuertemente en el rendimiento final.
Para reducir este efecto, es conveniente jugar con una población mayor de plantas en la primera y última etapa de siembra. Así pueden usarse cinco plantas por metro en lugar de tres o cuatro tradicionales; esto nos permitirá manejar el saneamiento hasta el nivel necesario sin menoscabo de la población final, que quedaría en la densidad deseable. El hecho de tener una planta extra de reserva por metro de cama es un colchón excelente.
Quisiera dejar claro que mi trabajo es la asesoría y de eso vivo, pero no me preocupa que se me escapen clientes; me preocupa que un valle que comienza a explorar la opción de las hortalizas, como es el Valle del Carrizo, que todavía está en vías de desarrollo y que tiene tanto potencial lo echemos a perder por el manejo de prácticas inadecuadas o por desconocimiento; por no darle importancia a las cosas cuando empiezan a hacerse grandes.
El Valle del Carrizo es casi un valle virgen para las hortalizas, el cual se empieza a explotar, pero donde los agricultores y los técnicos puedan echar a perder lo ganado si no lo manejan adecuadamente.
Si no ponemos atención ahora, no va a ser posible seguir sembrando tomatillo ni el Valle del Carrizo ni el Valle del Fuerte, de ahí la importancia de actuar correctamente pues la historia nos confirma que es más barato prevenir que corregir, lo que es este caso tiene mayor vigencia porque estamos hablando de problemas virales, donde los daños son irreversibles.