Preparación del terreno
El cultivo puede establecerse bajo los sistemas de labranza convencional y reducida (mínima, cero y de conservación). El productor por costumbre utiliza sistemas convencionales de preparación y realiza labores de labranza primaria como son: subsoleo, barbecho, rastreos, nivelación, surcado y escarificación, principalmente que se traduce en altos costos de operación.
Labranza mínima. Esta práctica funciona tanto en suelos de aluvión como de barrial, donde una vez cosechado el cultivo anterior, se eliminan o incorporan los residuos, evitando la quema; mediante un cultivo, o revivir el surco, en suelos de barrial y con uno o dos pasos de rastra en suelos de aluvión, queda lista la cama de siembra, se efectúa el riego de presiembra y cuando el terreno da punto se procede a escarificar para enseguida sembrar.
La utilización de estos sistemas de labranza estará en función de ciertas condiciones del terreno que permitan conducir eficientemente el agua de riego, como son la pendiente, surcos bien formados y tiradas de riego preferentemente no mayores a 250 metros.
El objetivo principal de utilizar labranza reducida es el de minimizar los costos de producción para que el cultivo vuelva a ser atractivo, logrando una rentabilidad aceptable.
Variedades
Con la presencia de la mosca blanca en la región, algunas variedades pueden sufrir daños importantes si las poblaciones de la plaga se incrementan considerablemente por lo que se debe pensar en utilizar variedades tolerantes a este insecto.
Las mejores variedades para el norte de Sinaloa son: Guayparime S10, Héctor, Nainari, Cajeme, Harbar 88 y Suaqui 86.
Época de siembra
El factor fecha de siembra, tiene una influencia determinante sobre el rendimiento del cultivo, pues las condiciones climáticas favorecen o limitan las funciones fisiológicas de la planta, así como la incidencia de plagas y enfermedades. El cultivo se caracteriza por su alta sensibilidad al fotoperíodo.
La mejor fecha es del primero al 20 de mayo para el norte de Sinaloa y del 20 de mayo al 10 de junio para el centro de Sinaloa.
Cuando se siembra antes de este período, el ciclo vegetativo se alarga, el desarrollo vegetativo es mayor, generalmente requiere de un riego de auxilio más y permanece más tiempo expuesto a plagas, consecuentemente representa un incremento en el costo de producción.
Al sembrar después del período recomendado, los riesgos de pérdidas en el rendimiento son mayores, debido a que el cultivo puede estar más expuesto en etapas tempranas a las altas poblaciones de mosca blanca y a la competencia con maleza, porque su desarrollo inicial ocurre en período de lluvias,
Método de siembra
La siembra puede hacerse sobre suelo húmedo o seco. En húmedo deposite la semilla a una profundidad de 6-8 centímetros, dependiendo de la humedad y el tipo de suelo. La distancia entre surcos se sugiere de 70 a 80 centímetros o sembrar en camas de 1 a 1.10 metros con doble hilera. La siembra en seco, es posible en terrenos de barrial, bien nivelados y teniendo cuidados extremos durante la siembra para evitar que la semilla quede muy profunda o descubierta, ya que la profundidad de siembra varía entre 1.5 y 2.5 cm. Evite que el riego de germinación sea pesado y que el espejo de agua llegue al lomo del surco, para evitar pudriciones de semilla y baja población de plantas. Con este tipo de siembra, se gana el tiempo que transcurre entre el riego de asiento y la siembra cuando ésta se realiza en húmedo (de 12 a 14 días), lo cual podría considerarse para entrar en una mejor fecha de siembra. Un problema posible seria la maleza emergida después del riego de germinación, para lo cual, se tendría que recurrir al uso de herbicidas.
Densidad de siembra
Altas densidades de semilla, además de incrementar los costos de producción, favorecen la formación de plantas con tallos débiles y un alto índice de acame. 20 plantas por metro lineal es la población ideal, lo cual se logra si se utilizan sembradoras de precisión.
La cantidad de semilla para obtener la densidad deseada varía de acuerdo al tamaño de la semilla y a la distancia entre surcos empleada.
Considerando que en semilla pequeña, un kilogramo contiene 7,142 semillas, en tamaño mediano, 6,250 semillas y en tamaño grande, 5,555 semillas, la cantidad precisa para una densidad de 15, 20 y 25 semillas por metro se indica enseguida (Cuadro 1).
Densidad de semilla
|
No. de semillas
|
Kg. de semilla/ha en surcos de: |
||
70 cm |
75 cm |
80 cm |
||
20 |
7142 | 46 | 43 | 40 |
6250 | 52 | 50 | 46 | |
5555 | 58 | 55 | 53 | |
25 |
7142 | 64 | 54 | 50 |
6250 | 65 | 61 | 57 | |
5555 | 73 | 69 | 64 |
Cuadro 1. Densidad de siembra (Kg/ha) con semilla de soya de diferente tamaño. INIFAP-CIRNO-CEVAF, 2005.
Fertilización
En general, la fertilización tiene poca o nula influencia en la producción de grano, pues aunque los suelos de la región son pobres en nitrógeno, la planta forma nódulos en sus raíces mediante la acción de la bacteria Rhizobium japonicum, la cual fija el nitrógeno atmosférico para ser aprovechado por la planta de soya.
Donde se siembra soya por primera vez ó se ha dejado de sembrar por más de tres años, será necesario inocular con producto específico para soya y aplicar 40 kilogramos de nitrógeno por hectárea.
En suelos calcáreos y delgados se ha observado respuesta a la aplicación de fósforo. En este caso, es necesario realizar un análisis del terreno, ya que la soya demanda cantidades relativamente altas de este elemento para obtener un buen rendimiento
De ser necesario aplicar fósforo realice una sola aplicación en banda, preferentemente al momento de la marca, o bien en la escarificación o al momento de la siembra.
Debido a la sensibilidad del cultivo a la clorosis, debe evitarse sembrar soya en suelos con altos contenidos de carbonatos de calcio (calcáreos), pH muy altos, salinos, etc.
Control de malas hierbas
Es necesario dar un cultivo para controlar la maleza, además un deshierbe manual cuando ésta surge junto a la planta de soya y escapa a su destrucción mecánica. Esta práctica se realiza antes y después del primer riego de auxilio, con lo cual se mantiene limpio el lote durante los primeros 60 días, después de este período la planta ha desarrollado suficiente altura para no permitir el crecimiento de las malas hierbas.
Para evitar la germinación de semillas de zacates, quelite y verdolaga, se sugiere aplicar en presiembra trifluralina en dosis de 960 gramos de ingrediente activo (g.i.a.) por hectárea (dos litros de TRETOX®) e incorporarlo al suelo con la escarificación. Con esta práctica el cultivo no sufre daño y el período de protección se prolonga hasta un poco más del primer riego de auxilio.
Contra malezas de hoja ancha como tomatillo y quelite, se sugiere utilizar el herbicida acifluorfen en dosis de 236 gramos de ingrediente activo por hectárea (1.5 litros de BLAZER®) en aplicación total, cuando estas especies presentan menos de cuatro hojas verdaderas y la soya de 3 a 5 hojas trifoliadas.
Riegos
La soya tolera falta de humedad durante su desarrollo inicial; por lo tanto, se recomienda retrasar el primer riego de auxilio el mayor tiempo posible, con lo cual se estimula el crecimiento de las raíces y se evita o disminuye el problema de clorosis. En cambio, durante las etapas reproductivas (floración, formación y llenado del grano) es extremadamente sensible al déficit de agua. Sin embargo, considerando que la mosquita blanca prospera en condiciones de baja humedad relativa y altas temperaturas, la decisión de cuándo realizar el primer riego de auxilio deberá tomar en cuenta la abundancia de este insecto.
Estrategias para el Manejo Integrado de la Mosquita Blanca
Importancia del MIP
El diseño de un MIP se debe hacer con todo el tiempo de antelación, de esta forma, cuando se aplica se trata ya de un paquete de tácticas integrado. No se pone en práctica y sobre la marcha se definen las estrategias de manejo requeridas, cuando así sucede inevitablemente se recurre siempre al empleo del control químico (la última medida de control que se debe implementar) casi siempre antes que la mayoría de las estrategias. El MIP debe anticipar acontecimientos imprevistos, contemplar la posibilidad de fracasos y obrar con cautela, sobre todo estar consciente de la complejidad del ecosistema y de los cambios que pueden ocurrir dentro de él.
- Seleccionar las áreas de siembra en donde la MBHP ha sido menos problemática.- Evitando sembrar en las áreas con mayor incidencia de la plaga; retiradas de cultivos altamente preferidos por la MBHP, sobre todo si son de mayor desarrollo; eliminando hospederas en la periferia y dentro del cultivo.
- Sembrar en la fecha de siembra recomendada.- Preferentemente en los primeros días del periodo de la fecha de siembra recomendada.
- Selección de variedades con mecanismos de resistencia para la MBHP.- De acuerdo a la disponibilidad de semilla.
- El primer riego puede adelantarse una semana, alrededor de los 35 a 40 días después de la nacencia, si la presencia de la MBHP es abundante al inicio del periodo crítico de desarrollo.
- Muestreo semanal de adultos e inmaduros en hojas una o dos veces a la semana, durante el periodo crítico de protección al cultivo, para definir acciones de control.
- Aprovechar la presencia de enemigos naturales de la MBHP y de otras especies plaga, propiciando su presencia y disminuyendo al máximo las prácticas que las afectan negativamente.
- Control biológico por aumentación.- Realizar liberaciones de Ch. carnea y/o aspersiones de insecticidas biológicos (hongos entomopatógenos) antes de que la mosquita blanca alcance su máximo incremento poblacional en julio.
- Empleo de insecticidas bioracionales.-Además de los insecticidas biológicos, otros como los extractos vegetales, jabones y aceites minerales pueden ser utilizados en aspersiones repetidas antes de que la plaga alcance su máximo incremento poblacional.
- Control químico con insecticidas convencionales.- Última estrategia a implementar, siempre y cuando el resto de tácticas de manejo no hayan reducido sustancialmente la población plaga y su daño, durante la época de mayor incidencia poblacional de la MBHP y dentro del periodo crítico de mayor susceptibilidad del cultivo.
Enfermedades
Se pueden presentar varias enfermedades, las cuales bajo condiciones propicias pueden reducir los rendimientos de este cultivo, o aumentar los costos de producción al efectuar su combate.
Pudrición de vainas. Corynespora sp. Este es el principal de un complejo de hongos capaces de causar pudriciones de vainas en soya que pueden infectar hojas, tallos y vainas. Las vainas afectadas se tornan de color café y después se cubren de un moho negro que las puede cubrir totalmente; en ocasiones se observan pequeños puntos negros que son los cuerpos fructíferos de los hongos.
Estos patógenos pueden causar daños de importancia, principalmente cuando las lluvias son más frecuentes; la severidad es mayor en siembras tempranas que en las tardías.
La aplicación de 600 gr. de DUTER® + 600 gr. de PROMYL® por hectárea, respectivamente, resulta efectivo para el combate de esta enfermedad. Haga la aplicación cuando estén formadas aproximadamente el 20% de las vainas y la enfermedad ocurra. Si se requiere una segunda aplicación, hágala 14 días después de la primera.
Secadera de plántulas. Rhizoctonia solani y Sclerotium rolfsii. Durante los primeros 30 días de edad del cultivo es común observar en el campo, áreas escasas de plantas que rara vez sobrepasan un 5 a 8 % de la población. El hongo produce lesiones en el tallo y la raíz, que se cubre de vellosidades de aspecto algodonoso, las cuales a medida que envejecen, producen pequeñas estructuras redondas de color café pajizo; mientras que rodean el tallo a nivel del suelo y terminan por estrangularlo.
La enfermedad es menos severa cuando el cultivo se establece en suelos con buen drenaje y la semilla se trata con fungicidas adecuados como THIRAM®, CAPTAN® o PCNB® antes de la siembra.
Use la dosis señalada en la etiqueta de los productos. Después de lluvias fuertes o riegos muy pesados, efectúe cultivos tan pronto como sea posible.
Mildiú. Peronospora manshurica (Naum) Syd ex Gaum. Se caracteriza por producir pequeñas manchas de forma irregular color verde pálido o amarillo claro por el haz, que posteriormente se vuelven café obscuro, rodeadas de un margen amarillento por el envés, principalmente en ambiente húmedo; las lesiones se cubren de un vello aterciopelado de color crema.
La enfermedad también puede atacar las vainas y afectar la semilla, la que superficialmente presenta masas de micelio y oosporas de color blanco; la semilla dañada puede ser más pequeña y de menor peso que la sana.
Pudrición carbonosa. Macrophomina phaseoli (Maubl.). Se caracteriza por ser habitante del suelo y sobrevive en los residuos de cosecha en forma de micelio y microesclerocios; éstos pueden permanecer hasta cinco años en el suelo, sin perder su poder germinativo.
Los principales síntomas son pudrición de raíz y secamiento total de la planta. En los tallos al inicio se observan manchas rojizas, que cubren gran parte de éste. Puede haber defoliación prematura y poca turgencia de vainas. Al secarse la planta adquiere un color pajizo y las manchas se tornan de color negro debido a la formación de gran cantidad de microesclerocios.
Se puede prevenir con el empleo de semilla certificada.
Virosis. Se han observado daños por el virus del mosaico de la soya (vms) en esta región. Las plantas infectadas muestran acortamientos de entre nudos y pecíolos, y consecuentemente una reducción general en su tamaño; se presenta deformación y arrugamiento de hojas, las cuales son asimétricas, y con los bordes enrollados hacia el envés.
Es posible evitar daños importantes al sembrar semilla sana, eliminar la maleza y los insectos chupadores, así como destruir lo más pronto posible las plantas infectadas para evitar la diseminación de la enfermedad.
Cosecha
Cuando la soya empieza a madurar, la mayor parte del follaje se torna amarillo y cae, generalmente transcurren de 8 a 10 días del inicio hasta que la planta queda prácticamente defoliada, indicador de que se puede comenzar la trilla. Debe revisarse el contenido de humedad del grano, el cual debe que estar entre 13 y 14%, para evitar pérdidas y descuentos.