Variedades e híbridos
Por su comercialización se distinguen seis tipos de plantas de tomate.
- Tipo Beef. Plantas vigorosas hasta el 6º ó 7º ramillete, a partir del cual pierde bastante vigorcoincidiendo con el aumento de los primeros ramilletes. Frutos de gran tamaño y poca consistencia. Producción precoz y agrupada. Cierre pistilar irregular.
- Tipo Marmande. Plantas poco vigorosas que emiten de 4 a 6 ramilletes aprovechables. El fruto se caracteriza por su buen sabor y su forma acostillada, achatada y multilocular, puede variar en función de la época de cultivo.
- Tipo Vemone. Plantas finas y de hojas estrechas, porte indeterminado y marco de plantación muy denso. Frutos de calibre grande que presentan un elevado grado de acidez y azúcar, inducido por el agricultor al someterlo a estrés hídrico. Variedades con poca resistencia a enfermedades.
- Tipo Moneymaker. Plantas de porte generalmente indeterminado. Frutos de calibre mediano lisos, redondos y con buena formación en ramillete.
- Tipo Cocktail. Plantas muy finas de crecimiento indeterminado. Frutos de peso comprendido entre 30 y 50 gramos, redondos, generalmente con 2 lóculos, sensibles al rajado y usados principalmente como adorno de platos.
- Tipo Cereza (Cherry). Plantas vigorosas de crecimiento indeterminado. Frutos de tamaño pequeño y de textura fina con tendencia al rajado, que se agrupan en ramilletes de 15 a más de 50 frutos. El fruto tiene sabor dulce y agradable, de coloración roja y amarilla.
Debido a que el productor debe satisfacer una demanda de mercado de exportación específica, la elección del híbrido a sembrar está en función de la expectativa de comercialización, a menos que la cosecha sea para mercado nacional.
La otra variante la constituye el tomate para la industria, en cuyo caso ellas mismas son las proveedoras de la semilla, en función del tipo de fruto que desean.
Siembra
En siembra directa, la fecha comprende del 1 de septiembre al 30 de noviembre y para trasplante, hasta el 31 de diciembre.
La separación entre plantas es de 30 cm bajo el sistema de piso y 20 cm para el sistema de vara; la distancia entre surcos es de 1.80 m para ambos casos. Para disminuir el daño que el sol causa a los frutos, los surcos se deben orientar de este a oeste.
En siembra directa use una libra de semilla, depositándola a 2 cm de profundidad sobre el terreno seco y entre 5 y 7 cm en suelo húmedo. La población ideal es de 28 a 32 mil plantas por hectárea.
Plantas injertadas
El uso de plantas injertadas es cada vez más común con patrones o portainjertos resistentes a enfermedades como Marchitez por Fusarium, Marchitez por Verticillium, Marchitez bacteriana, Pudrición de la corona y de la raíz, Nemátodos agalladores, y Virus del Mosaico del Tabaco (TMV). Varias compañías semilleras distribuyen comercialmente estos portainjertos para cultivo de tomates injertados en invernadero.
Se ha observado mejor absorción de agua y nutrientes en hortalizas injertadas, posiblemente por el vigoroso sistema de raíces de los portainjertos. Con los patrones apropiados para las variedades objetivo del injerto, puede implementarse un programa de manejo de nutrientes específico para producción de tomates injertados. Así, puede conseguirse mayor eficiencia en la fertilización, evitando el lixiviado de nutrientes y la escorrentía.
Existen varios obstáculos que los productores deben salvar a la hora de considerar el cultivo de tomates injertados. Por ejemplo, el costo ha sido el principal factor limitante debido a los gastos adicionales en semillas (dos semillas en vez de una), seguido por el espacio adicional en el invernadero (dos trasplantes en vez de uno), más suministros y mano de obra asociados al empleo de tomates injertados. Una persona capacitada en injertos puede injertar de 125 a 150 plantas por hora, mientras que una máquina o robot puede injertar de 300 a 1,200 plantas por hora. Sin embargo, las prácticas y tecnologías de injerto están evolucionando, lo cual debería rebajar los costos.
Con la prohibición del uso de varios fumigantes del suelo, el exceso en el costo de producir tomates injertados podría compensarse con incremento en resistencia a enfermedades y en rendimientos adquiridos con esta técnica.
Requerimientos agroecológicos
El manejo racional de los factores climáticos es fundamental para el buen desarrollo del cultivo.
La temperatura óptima de desarrollo oscila entre 20 y 30º C durante el día y entre 1 y 17º C durante la noche; temperaturas superiores a los 30-35º C afectan la fructificación, por el mal desarrollo de óvulos y la planta en general, principalmente el sistema radical; al igual que temperaturas inferiores a 12-15º C. La maduración del fruto está muy influida por la temperatura en lo referente tanto a la precocidad como a la coloración, de tal manera, que valores cercanos a los 10º C así como superiores a los 30º C originan tonalidades amarillentas.
La humedad relativa óptima es del 60 % al 80 %. Humedades relativas muy elevadas favorecen el desarrollo de enfermedades aéreas, el agrietamiento del fruto y dificultan la fecundación, debido a que el polen pierde viabilidad y se presenta aborto de flores.
Poca luminosidad pueden afectar los procesos de la floración y fecundación, así como en el desarrollo vegetativo de la planta.
La planta de tomate es sensible a suelos con mal drenaje.
Riegos
El riego de germinación debe ser lento para que la humedad llegue a la semilla por trasporo ya que de lo contrario se forma una costra dura que dificulta la nacencia. A lo largo del ciclo de cultivo se sugieren 9 riegos ligeros y constantes para evitar estrés por sequía. Los surcos no deben ser mayores de 50 metros de longitud para facilitar el manejo de agua y evitar los encharcamientos en las cabeceras. Con este sistema se aplican 85 cm de lámina. En siembras con riego por goteo se sugiere regar cada tres días, una lámina total de 46 cm.
La fertilización se aplica con la misma periodicidad que el riego, permitiendo manejar la nutrición en relación al desarrollo del cultivo, etapa fenológica, condiciones climáticas, análisis de suelo y plantas.
Fertirrigación
El riego localizado tiene numerosas ventajas con respecto al riego por gravedad, en relación al uso de aguas salinas y el ahorro de la misma; sin embargo, se ha demostrado que esta práctica permite la dosificación equilibrada de fertilizantes.
Ofrece la posibilidad de realizar la fertilización diaria, en función del proceso fotosintético y a la medida del cultivo. La dosificación de fertilizantes distribuida durante todos los días o etapas fenológicas, permite hacer frente a posibles problemas de contaminantes que puedan presentarse por un exceso transitorio de nutrimentos en un suelo o sustrato; por lo que el método tiene mayor eficiencia para realizar una fertilización óptima.
Elementos de nutrición
Los fertilizantes de uso más extendidos son los productos simples en forma de sólidos solubles (nitrato cálcico, nitrato potásico, nitrato amónico, fosfato monopotásico, fosfato monoamónico, sulfato potásico, sulfato magnésico) y en forma líquida (ácido fosfórico, ácido nítrico), debido a su bajo costo, ya que permiten un fácil ajuste de la solución nutritiva, aunque existen en el mercado abonos complejos sólidos cristalinos y líquidos que se ajustan adecuadamente, solos o en combinación con los abonos simples, a los equilibrios requeridos en las distintas fases de desarrollo del cultivo.
Las sustancias húmicas dificultan la asimilación de los metales presentes en el suelo, aumentando su disponibilidad en las plantas. Los aminoácidos también juegan un papel importante en la captación de nutrimentos.
El uso de fertilizantes foliares es más eficiente durante la floración y amarre de frutos y puede aprovecharse una aplicación de insecticidas para el control de plagas en aplicación simultánea.
Labores de cultivo
Regularmente se siembra en surcos de 1.8 metros de separación y 0.45 metros entre plantas.
El trasplante se realiza cuando la planta ha alcanzado una altura promedio de 15 a 20 cm. y un sistema de raíces bien formado, el cual le permitirá la absorción adecuada de agua y nutrimentos, de esta manera se reduce la posibilidad de algún estrés que pueda interferir en su crecimiento.
El acolchado de suelo consiste en cubrir el surco donde se va a establecer un cultivo con una película plástica, aplicándola directamente sobre el suelo. Esta metodología de cultivo provee múltiples beneficios reflejados en el rendimiento del cultivo, ya que mantiene la humedad y temperatura del suelo estables y permiten tener un suelo mullido y blando, propiciando mejor absorción de nutrimentos y por consiguiente un adecuado desarrollo del cultivo.
Tipos de podas
- De Formación: Se realiza a los 15-20 días del trasplante con la aparición de los primeros tallos laterales, que serán eliminados, al igual que las hojas más viejas, mejorando así la aireación del cuello y facilitando la realización del aporcado; Asimismo se determinará el número de brazos (tallos) a dejar por planta.
- A un tallo: Consiste en eliminar todos los tallos secundarios que se encuentren en las axilas de los tallos principales, dejando solamente hojas y racimos hasta llegar al alambre colocado paralelamente a la línea de plantación y a tres metros de altura.
- Aporcado y Rehundido: Se realiza después de la poda de formación, con el fin de favorecer la formación de un mayor número de raíces, y que consiste en cubrir la parte inferior de la planta con tierra. El rehundido es una variante del aporcado que se lleva a cabo doblando la planta, tras haber sido ligeramente rasgada, hasta que entre en contacto con la tierra, cubriéndola ligeramente con arena, dejando fuera la yema terminal y un par de hojas.
- Tutorado. Es una práctica imprescindible para mantener la planta erguida y evitar que las hojas y sobre todo los frutos toquen el suelo, mejorando así la aireación general de la planta y favoreciendo el aprovechamiento de la radiación y la realización de las labores culturales (desbrotado y recolección, entre otros). Todo ello repercutirá en la producción final, calidad del fruto y control de las enfermedades.
- Desbrote. Es la eliminación de brotes axilares para mejorar el desarrollo del tallo principal. Debe realizarse con la mayor frecuencia para evitar la pérdida de biomasa fotosintéticamente activa y la realización de heridas. Los cortes deben ser limpios para evitar la posible entrada de enfermedades y es recomendable realizar un tratamiento fitosanitario con algún fungicida-bactericida cicatrizante, como pueden ser los derivados de cobre.
Elimine las hojas senescentes para facilitar la aireación y mejorar el color de los frutos, así como las hojas enfermas, que deben retirarse inmediatamente, eliminando así la fuente de inóculo. Esto ayudará a tener tomates de buena calidad, logrando que estos presenten uniformidad en su color, aunado a tener un mejor control sobre plagas y enfermedades.
Es recomendable deshojar la planta escalonadamente y no en exceso, siendo las hojas viejas las primeras en eliminar, posteriormente el primer racimo dejándolo descubierto si el fruto de tomate tiene el tamaño mayor que el de una nuez. Se procede a deshojar el segundo racimo, solo si el séptimo y octavo ya tienen tomates bien definidos y cuajados, habrá veces que se recomiende deshojar el tercer racimo, pero sólo si el mercado de exportación se encuentra en el mejor momento. - Aclareo de frutos ó poda de calidad. Se realiza con el fin de homogeneizar y aumentar el tamaño de los frutos restantes, así como su calidad. Hay dos tipos de aclareo: el aclareo sistemático, que es una remoción que tiene lugar sobre los racimos, dejando un número de frutos fijo, eliminando los frutos inmaduros mal posicionados y el selectivo, el cual tiene lugar sobre frutos que reúnen determinadas condiciones independientemente de su posición en el racimo; como pueden ser: frutos dañados por insectos, deformes y aquellos que tienen un reducido calibre o tamaño.
Control de malezas
La maleza anual de hoja ancha debe controlarse con aplicación incorporada de herbicidas antes del trasplante. Puede hacerse una aplicación en pos trasplante 10 a 12 días después, o una aplicación al cierre del cultivo para controlar malezas de hoja ancha, incluyendo malva y zacates menores de 5 cm de altura.
Control de plagas
Es necesario el Manejo Integrado de Plagas, en el cual pueden combinarse distintas acciones como: fecha de siembra, híbridos, liberación de insectos benéficos, uso de feromonas, insecticidas biorracionales e insecticidas químicos.
Las trampas amarillas para capturar adultos de las diferentes plagas que se presentan en el cultivo ayuda a conocer con mayor precisión los niveles de infestación, a efecto de programar las acciones de control químico.
Las principales plagas del cultivo son: Gusano del fruto, gusano alfiler, minador de la hoja, mosca blanca y paratrioza, por lo que es necesario mantener un estricto control de estas especies.
Minador de la hoja
Control cultural. La remoción programada de las hojas inferiores incrementar en forma significativa la densidad de parasitoides, al permitir que estos completen su ciclo biológico en las larvas de minador.
Control químico. La disponibilidad actual en el mercado de insecticidas selectivos para el minador de la hoja y poco agresivos para la fauna benéfica, permite la incorporación de estos productos a programas de manejo integrado de este insecto. Dentro de los insecticidas selectivos y efectivos para larvas del minador de la hoja destacan la cyrmazina y avermectina, el primero altera la metamorfosis durante el estado inmaduro del insecto.
Gusano alfiler
La liberación controlada de feromona sexual da un control efectivo de gusano alfiler, mediante la técnica de confusión del apareamiento.
Control biológico. La avispita Trichogramma pretiosum (Riley) es el único parásito de huevecillos de gusano alfiler en Sinaloa, donde se ha observado hasta 35% de parasitismo natural en las etapas tardías. Los parasitoides de larvas más importantes identificados hasta la fecha son los endoparásitos Apanteles scutellaris Muesebeck y Pseudoapanteles dignus (Muesebeck) y el ectoparásito Parahormius probablemente pallidipes (Ashmead), mismos que llegan a alcanzar hasta un 90% de parasitismo en las etapas tardías, dependiendo de los insecticidas aplicados.
Control químico. El gusano alfiler es difícil de controlar debido a que tiene un ciclo de vida corto, lo cual le permite un rápido incremento de la población, con generaciones traslapadas, por otro lado, la presencia de la larva dentro de los tejidos de la planta evita que esta se ponga en contacto con los insecticidas. Una aplicación no basta para controlar a este insecto, generalmente es necesario continuar tratando durante la temporada hasta el final de la cosecha.
Gusano soldado
Control biológico. Como parasitoides, la avispita Cotesia margiventris Cresson (Braconidae) juega un papel importante al atacar larvas de los primeros instares. También destacan otros bracónidos tales como Meteorus laphymae Viereck y Chelonus insularis (Cresson), los icneumónidos Pristomerus spinator F. y Campoletis flavicincta, el taquínido Lespesia sp. El parasitismo es relativamente bajo en etapas tempranas, pero puede llegar a alcanzar un 60% en los meses de marzo, abril y mayo. Estos mismos parasitoides juntos con el virus de la poliedrosis nuclear reducen las poblaciones de gusano soldado a niveles no dañinos, durante el estado de plántula.
Entomopatógenos. Dentro de este grupo destaca el uso de B. thuringiensis, que ha mostrado ser muy efectivo contra larvas.
Control químico. Los productos selectivos a base de benzoato de emamectina, el tebufenozide y spinosad también son eficientes para el control de larvas de Spodoptera exigua, y tienen registro de uso.
Gusano del fruto
Control biológico. Dentro del control biológico de Heliothis spp., se encuentran los parasitoides de huevecillos Trichogramma minutum y T. Pretiosum (Trichogrammatidae); de larvas, los géneros Apanteles sp, Bracon sp, Cardiochicles spp, Chelonus sp, y Microplitis sp. (Braconidae), Euplectrus sp. (Eulophidae), Campoletis sp, Diadegma sp, Hyposoter sp (Ichneumonidae). Los huevecillos son parasitados en forma natural por avispitas del género Trichogramma y para incrementar el grado de parasitismo se puede liberar de 2 a 4 pulgadas por hectárea, según el cultivo; en algunos casos esto puede ser suficiente para mantener las poblaciones de gusano del fruto por abajo del umbral económico o bien reducir el número de aplicaciones.
Enfermedades.
Destacan tizón tardío, mancha bacteriana, virosis, moho de la hoja y cenicilla.
Cada una requiere condiciones específicas de clima para desarrollarse, por lo que es fundamental llevar un registro de edad del cultivo, horas frío, calor y humedad relativa, así como evaluar las poblaciones de insectos vectores de virosis.
Para controlar la secadera de plántulas, el fungicida se debe aplicar al observar las primeras plantas afectadas y repetir la aspersión en condiciones de alta humedad y temperatura, mientras que para mancha foliar se debe asperjar al observar las primeras plantas con síntomas y repetir si hay lluvias o nublados y temperaturas entre 25 y 29ºC.
El tizón tardío requiere aplicaciones preventivas cuando se dan condiciones de humedad relativa alta y temperaturas bajas de entre 12 y 15º. Repetir la aspersión cada semana si persisten las condiciones climatológicas o si está presente la enfermedad.
El moho de la hoja se desarrolla más rápidamente si persisten condiciones de alta humedad relativa y temperatura de alrededor de 22ºC.
Cosecha
El grado de madurez del fruto al cosecharse está determinado por las condiciones y necesidades de comercialización. Normalmente cuando la producción se transporta largas distancias la cosecha se realiza cuando el fruto ha formado en su base una estrella de color crema (estrellita), o cuando todo el fruto se empieza a tornar de color crema (verde-sazón). Para el consumo local la cosecha se hace cuando el fruto empieza a tomar un color rojo.
Destrucción de la soca.
Inmediatamente después del último corte debe destruirse la soca para evitar que se convierta en hospedera de plagas o enfermedades que afectarán a siembras de fechas más tardías o en el siguiente ciclo.