Para el agricultor comercial mediano y grande hablar de agricultura de precisión en Sinaloa significa la más moderna tecnología, costosos equipos de trabajo, computadoras y comunicación satelital, donde la mano del hombre tiene muy poco que ver, pero que solamente se puede aplicar en grandes extensiones de terreno y con fuertes inversiones para optimizar el uso de los insumos agrícolas e incrementar los resultados de cosecha.
Para el agricultor de pequeña escala, este tipo de agricultura de precisión, es un sueño casi imposible.
En la práctica y en la realidad, la agricultura de precisión puede iniciar a mano, bajo el ojo avizor y cuidadoso del productor agrícola que debería hacer válido ese viejo proverbio popular que dice: “Al ojo del amo, engorda el caballo”.
Así lo sostiene el Ing. Alfonso Calderón Douglas, Gerente de Desarrollo de la empresa Precisión al Campo S.A. de C.V, distribuidor en México de las sembradoras Monosem, fertilizadores y equipos de aspersión y pulverización Berthood, la cual durante más de un cuarto de siglo ha impulsado la siembra de precisión con equipos especializados importados de Francia, así como también la aplicación de agroquímicos con tecnología de pulverización que optimiza resultados y reduce la contaminación por deriva, escorrentía y el arrastre de partículas de agroquímicos por las corrientes de viento presentes a la hora de las aspersiones.
Durante una conferencia con agrónomos del Valle de Culiacán, Calderón afirma:
La agricultura de precisión, en el sentido estricto de la palabra, puede empezar con la mano, o mejor dicho de la mano del agricultor y con la asesoría profesional del ingeniero agrónomo en cada uno de los procesos de producción, desde la preparación del terreno, el riego, la marca, la siembra, la fertilización, la aplicación de agroquímicos, hasta la trilla.
Si en cada uno de esos pasos está presente el ojo vigilante del productor agrícola, bien asesorado por el agrónomo profesional, lo más probable es que las cosas se hagan bien; pero cuando buena parte del proceso de producción agrícola se deja en manos del mayordomo o encargado de campo, y éste a su vez lo delega en sus ayudantes, el resultado no será el esperado por el productor. En estas condiciones, ni la más eficiente sembradora de precisión va a dar el resultado correcto si no se hace una calibración adecuada, en función del tipo de semilla, la densidad de población y distribución requerida de plantas por cada metro de surco y por hectárea.
Calderón Douglas recuerda que cuando se introdujeron las primeras sembradoras de precisión a Sinaloa, hace poco más de un cuarto de siglo, los técnicos encargados de calibrar los equipos tuvieron un largo proceso de capacitación hacia los productores directamente, sus mayordomos y operadores, a efecto de lograr los mejores resultados. Pero en la medida en que el trabajo cotidiano se va delegando, en esa misma medida la precisión se va perdiendo.
En la siembra, importa no solamente la cantidad de semillas que se han de poner en cada metro de surco, evitando colocar dos semillas juntas o con variaciones de distancia entre una y otra; también importa la profundidad de la semilla, la humedad presente en el suelo al momento de la siembra para lograr una adecuada germinación. Pero aún antes de esto, ha de realizarse una prueba de laboratorio para determinar el porcentaje de germinación de la semilla, vigor y sanidad y calcular la cantidad de kilogramos que tendrán que depositarse, mismos que dependerán del tamaño de la semilla y la densidad que el productor quiera lograr en términos de densidad plantas por metro de surco.
También está la expectativa de insectos plaga que se puedan presentar en la etapa del desarrollo inicial del cultivo lo que implicará incrementar la dosis para que la pérdida de plantas iniciales no afecte la población ideal requerida.
En el concepto “precisión” también está implicado el adecuado trazo del riego de manera que la humedad en el surco sea más o menos similar en los primeros 100 metros que en los últimos 50 en una tirada no mayor de 200 metros, porque todo eso va a influir en el vigor con el que emerjan las plantas y su capacidad para sobrevivir a las adversidades climáticas o al ataque de plagas y enfermedades. Las tiradas más largas propician la pérdida de agua hacia el subsuelo, así como del nitrógeno por su alta solubilidad, afectando al final el rendimiento.
Esto lleva a repensar el concepto de la agricultura de precisión que generalmente se valora solamente desde el ángulo de equipos altamente especializados que realizan las labores de manera automatizada, obedeciendo las instrucciones que se le dan a través de una computadora que ha sido alimentada con la información de condiciones óptimas para un resultado esperado.
Una vez establecido el cultivo, otro componente de la agricultura de precisión que está en manos del agricultor es la supervisión constante y completa del lote de cultivo, lo cual permite identificar las zonas con problemas de germinación, los sitios en donde una deficiente fertilización previa afectan la germinación y el vigor de las plantas.
Otra etapa es el momento de la aplicación de agroquímicos para el control de las principales malezas y plagas que se presenten en la etapa inicial del cultivo, donde es determinante medir la población de malezas por cada metro cuadrado y la incidencia de plagas, valorando no solamente los enemigos del cultivo sino también la fauna benéfica para determinar el momento oportuno de realizar los tratamientos con los agroquímicos más apropiados.
Agricultura de precisión es también que una vez que el agrónomo ha realizado la inspección y hecho el diagnóstico y receta de los productos por aplicar, el tratamiento se haga a la mayor brevedad posible, sin alterar la dosis recomendada para lograr el resultado deseado. Retrasar tres o cinco días la aplicación del tratamiento, no es una agricultura de precisión; va en contra de los resultados que se puedan obtener del tratamiento. De igual manera, la dosis recomendada por hectárea, no debe incrementarse por sentido común, argumentando que “es mejor que sobre y no que falte” ó para “asegurar la eficiencia de la aplicación de los pesticidas”.
Un técnico experimentado, conocedor de los procedimientos y productos químicos para el control de una plaga, maleza o enfermedad sabe que cada gramo de ingrediente activo que se agregue más allá del necesario es no solamente un costo adicional, sino también un riesgo latente de aumentar los niveles de contaminación del aire, el agua y el suelo.
Durante la aplicación, es indispensable verificar que el equipo de aplicación se encuentre en condiciones óptimas, empezando por el tractor y su toma de fuerza, velocidad de aplicación, condiciones del equipo de aplicación, no solo en su estado físico visible sino también el tamaño de las espreas o boquillas de aspersión, que todas estén funcionando parejo, que el agua utilizada para la mezcla este suficientemente limpia y con el pH adecuado para que la cobertura en el cultivo permita los mejores resultados.
Espreas en malas condiciones, velocidad de aplicación diferente a la adecuada, hora de la aplicación, velocidad y dirección del viento, son factores que influyen en el resultado de la aplicación y que forman parte de una agricultura de precisión, la cual se puede realizar sin equipos sofisticados, pero con la supervisión constante y a la vez responsable de cada productor agrícola en cada uno de sus lotes de producción.
En esta agricultura de precisión, el agrónomo juega un papel de especial importancia. Así como el trabajo del arquitecto o ingeniero civil no termina cuando entrega el plano de construcción al jefe de la obra, sino que lo tiene que supervisar con frecuencia, así también el técnico no puede aventar la receta y dar por concluido su trabajo. Es de extrema importancia la supervisión de todo el proceso.
En este tema, la precisión es clave para todos. Un solo litro de pesticida de más por hectárea que se use para el control de una plaga, maleza o enfermedad en maíz, considerando que se siembran casi 500 mil hectáreas en Sinaloa significa medio millón de litros esparcidos al aire innecesariamente que contaminan el agua, el aire y el suelo, poniendo en riesgo la salud de quienes manejan esos agroquímicos y de la población en general.
Si en las técnicas y equipos de aspersión y pulverización de plaguicidas en la agricultura comercial de Sinaloa se aplicaran las normas internacionales, especialmente las europeas, seguramente el 80% de las aspersiones no se permitirían, por no cumplir el estándar de los organismos reguladores y la normatividad vigente.
Supervisar el trabajo del 5% o el 10% de la superficie a tratar implica que el restante 90 ó 95% está en riesgo de no cubrir las expectativas de un buen trabajo de campo.
En suma, la agricultura de precisión a mano es algo que está al alcance del productor agrícola, pero que le reclama más tiempo dedicado al campo, más horas en el surco, más cuidado con sus equipos de trabajo y una mayor comunicación y confianza con el personal encargado de realizar el trabajo de campo, en cada una de las etapas del proceso de producción.
Agricultura de precisión es también mantener una relación de respeto, cordialidad y buen trato con los colaboradores, porque una mala relación con el personal puede echar a perder, incluso el trabajo que se realice con los más sofisticados equipos de alta precisión.
La agricultura de precisión está al alcance de los productores verdaderamente interesados en sacar el máximo provecho de cada hectárea cultivada, respetando nuestro medio ambiente y sabiendo que lo que hoy está a nuestro cuidado tendremos que heredarlo a las generaciones que vienen detrás, si no en mejores condiciones, por lo menos tal como lo recibimos de nuestros antepasados.
De ese tamaño es el reto del agricultor y de la agricultura, donde el acompañamiento del ingeniero agrónomo adquiere una relevancia que no se le ha dado el valor que requiere.