Importancia económica FOTO—
El picudo es una plaga de gran importancia en chile (capsicum spp) en el sureste de Texas y Nuevo México. En California, Estados Unidos, donde la industria es mayor, éste ha causado pérdidas a los agricultores de un 50% en varios años. En el sureste de Nuevo México ha causado graves pérdidas periódicamente y por varios años (Elmore, 1934).
Cuando esta plaga no es manejada adecuadamente se alcanzan pérdidas de aproximadamente el 50%. También afirman que el barrenillo es uno de los insectos plagas más importantes que ataca a los chiles dulces, ancho, mulato y pasillas que se cultivan en Guanajuato (Bujanos et al., S/A).
El picudo del chile (Anthonomus Eugenii Cano) es una plaga catalogada como de las más importantes en la mayoría de las regiones productores de chile en el país; cuando las poblaciones son elevadas, se pueden registrar pérdidas de hasta un 75% de la producción total (Anaya y Bautista, 1991).
El picudo del chile ha sido históricamente una plaga de extraordinaria importancia por el potencial de pérdidas que es capaz de producir en cultivos de chiles dulces y picosos, en Estados Unidos (California, Arizona, Nuevo México y Texas), México, América Central, Hawai y varias islas del Caribe. El impacto económico del picudo del chile fue inicialmente documentado en localidades del suroeste de los EUA por Walker (1905), quien reportó 33% de pérdidas en cultivos comerciales en dos años consecutivos; por Campbell (1924), quien encontró el 100% de infestación de los frutos de chiles tiernos. El autor estima que 100,000 de acres de chiles en los EUA son susceptibles de ser atacados por el picudo, y un promedio de cuatro aplicaciones de insecticida valuados en 60 dólares por acre son hechas para el control de esta plaga.(aproximadamente 6 millones de dólares anuales), lo que asume un valor por acre de 2,000 dólares y un pérdida promedio aproximado de 10% por el picudo del chile. Una estimación conservadora de la pérdida potencial anual es aproximadamente de 20 millones de dólares en los EUA. El impacto del picudo del chile sobre la producción de chiles mexicanos es probablemente mucho mayor (Riley y King, 1994).
Esta plaga pertenece al orden Coleoptera, familia Curculioniae, y subfamilia Anthonominae. Es importante porque se encuentra distribuida en los estados de California, Arizona, Nuevo México, Texas, Hawai, Lousiana, Florida, Georgia, Carolina del Norte, Nueva Jersey (EUA) y en invernaderos del Canadá; además, se menciona a México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Puerto Rico. En México se reporta que se localiza en todas las áreas chileras del país, pero se afirma que ha sido encontrado en los estados de Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato, Durango, Sonora, Sinaloa, Morelos, Veracruz, Guerrero y Oaxaca. También se reporta que la primera publicación del picudo del chile fue en 1894, cuando Cano descubrió a A. eugenii en Guanajuato, México (Elmore, 1934; King y Saunders, 1984; Wilson, 1986 y Riley y King, 1994).
Descripción morfológica
Adulto
Los adultos de esta plaga tienen la forma típica de los picudos, con el aparato bucal alargado en forma de pico y con fuertes mandíbulas en la punta, pico curvo ligeramente más largo que la cabeza y tórax, con una sola espina fuerte en la mitad del prefémur. Llega a medir de 2-4 mm, con excepción del rostro. El color es brillante, pálido, café rojizo a negro, con un brillo metálico, las antenas y partes de las patas rojizas están cubiertas por una pubescencia de color café pálido. En algunas formas hay líneas blanquecinas sobre el dorso, debido al arreglo de la pubescencia; el cuerpo está cubierto por escamas gris, las cuales son más densas en el abdomen, lo que le confiere un aspecto blanquecino.
Para diferenciar hembras de machos es a través de las características del pico, que en la hembra es más delgado y ligeramente más largo que el del macho, pero por lo general es menos puntiagudo y más brillante (Elmore, 1934 y King y Saunders, 1984).
Huevo
El huevecillo tiene un promedio de 0.53 mm de longitud y 0.39 mm de diámetro; es blanco aperlado cuando está recién depositado, pero después cambia al amarillo; generalmente es oval alargado, pero algunas veces tiene forma irregular de acuerdo a la cavidad donde es puesto; el corijm es liso, brillante, flexible y un poco duro (Elmore, 1934 y King y Saunders, 1984).
Larva
La larva completamente desarrollada mide 6.0 mm de longitud, es robusta cilíndrica y curvada con microespinas (sperites) inconspicuas y diez segmentos abdominales; cabeza color amarillo claro, más ancha que larga con los lados fuertemente redondeados y mandíbulas café oscuro; con ápodas y reducidas en la parte anterior y ancha en la posterior; cuerpo blanco y en algunas ocasiones dan la apariencia de gris cuando el tracto digestivo está lleno, protórax ligeramente más angosto que el meso y metatórax cuenta con un esclerito dorsal continuo, el cual tiene siete sedas en cada lado; su décimo segmento abdominal tiene forma de verruga, con abertura anal larga. Los espiráculos son pequeños bíforos; abertura espiracular en forma de copa; tubos de aire dirigidos posteriormente, cada tubo con 5 ó 6 annulets (anillos), y al final con una estructura que contiene un brazo corto y uno largo (Elmore, 1934 y King y Saunders, 1984).
Pupa
La pupa es del tipo exaral, es decir, con sus apéndices libres en relación con el cuerpo, mide de 3.5 a 4.0 mm de longitud y se distinguen de las larvas porque tienen parcialmente desarrolladas las alas, patas y el pico. El cuerpo está cubierto de sedas, de las cuales en la cabeza y en la parte lateral y apical del abdomen son largas y fuertes, mientras que las que ubican en el dorso del abdomen son pequeñas y delgadas. La pupa es de color blanco cristalino recién formadas y después se tornan amarillo-café (Elmore, 1934; Bujanos et al., S/A y Reyes, 1984).
Biología y hábitos
Después de que la pupa se transforma en adulto, permanece en el fruto o botón floral de tres horas a cuatro días para emerger, para ello hace un pequeño agujero; de aquí se deriva su nombre común de “Barrenillo” (Bujanos et al., S/A).
Los adultos generalmente se aparean después de dos días de su emergencia. Los machos son muy activos sexualmente y pueden aparearse y fertilizar a varias hembras; un solo apareamiento es suficiente para asegurar la fertilidad de las hembras durante toda su etapa reproductiva (Bujanos et al., S/A).
La hembra pone sus huevecillos en perforaciones que ella misma realiza con su aparato bucal en botones florales o frutos inmaduros de las plantas. El huevo colocado en la capa de la pidermis del fruto dura de tres a cinco días para eclosionar, una vez sucedido esto, la larva pequeña inicia su alimentación en las paredes del fruto dentro del chile o bien entre las semillas en un periodo de 13-17 días, en el cual pasa por tres instares larvales, transcurridos éstos, se prepara para pupar, construyendo una celda con tejido destruido y excremento donde permanecerá de tres a seis días, pasados los cuales se transforman en adulto. Bajo condiciones normales de clima y alimentación, la longevidad de los adultos del picudo es de tres meses y el tiempo generacional desde la puesta del huevecillo hasta la emergencia del adulto es de 21 a 25 días (Riley y King, 1994).
En el estado de Sinaloa, una vez que se han eliminado las socas de chile, los adultos buscan las hospederas alternantes y regresan al cultivo de chile cuando se está iniciando la floración de la próxima temporada hortícola.
El número de generaciones al año varía según la temperatura de 5-8, presentándose traslape entre ellas. Las temperaturas altas favorecen el número mayor en tanto que las bajas reducen el número de generaciones (Reyes, 1984).
La medida del fruto, antes de ovipositar y alimentarse el picudo, y la posibilidad de suficientes plantas huésped son factores importantes en la selección del sitio de oviposición. Frutos en desarrollo de 1.31 a 5.0 cm de diámetro son preferidos sobre los frutos más pequeños o más grandes para ovipositar (Riley y King, 1994).
Daños
En relación con los daños, tanto el adulto como la larva dañan la planta de chile. Las hembras buscan los frutos inmaduros y botones florales para ovipositar y/o alimentarse, los cuales presenta un punto oscuro y un ligero hundimiento. En ocasiones se pueden observar los pétalos de la flor perforados por el adulto. Posteriormente, el pedúnculo de los frutos pequeños y botón floras adquieren un color verde amarillento y amarillo y se desprenden de la planta. En frutas grandes sobretodo en genotipos criollos, el pedúnculo generalmente no se desprende, aunque si puede suceder en genotipos americanos. También el adulto se alimenta de la parte interna del fruto antes de emerger y barrenar para salir, como la lava, la cual se alimenta de la placenta, semillas y todo el tejido interno; después, pupa en el fruto dentro de un celda pupal (Arcos et al., 1998).
Muestreo y umbrales de acción
El periodo crítico en el desarrollo de las plantas del chile para el ataque del picudo es desde el inicio de la floración hasta la mitad del desarrollo del fruto. Es conveniente evitar el desarrollo de altas poblaciones de la plaga dentro del cultivo; la presencia de frutos tirados de tamaño intermedio indica ya el establecimiento de la plaga y daños importantes en el rendimiento. Por tal motivo, la estrategia de manejo estarán basadas en el monitoreo y muestreo de la plaga, para evitar la inmigración de adultos al cultivo y el daño respectivo.
Es sumamente importante determinar la incipiente actividad de los picudos en el cultivo, ya que es el único estado del desarrollo del insecto que está expuesto y que puede controlarse mediante algún plaguicida; además, el estado fenológico de floración indica el momento del monitoreo, muestreo e implementación de estrategias preventivas.
Las acciones para detectar la presencia de las poblaciones de los adultos del picudo del chile son:
Existen diversos estudios que analizan la relación de picudos y el daño sobre la fruta, los cuales sugieren que los siguientes umbrales pueden se usados para prevenir pérdidas económicas en chiles bell:
Los muestreos deben de realizarse semanalmente y de preferencia desde la mañana muy temprano hasta antes de las 10:00 a. M., iniciando preferentemente en los márgenes de las parcelas (Riley y King, 1994).
Estrategias de manejo
Biológico
El control biológico es la acción que efectúan los organismos benéficos que actúan sobre los insectos plaga parasitándolos depredándolos, o bien, causándoles enfermedades.
Se reportan tres hormigas (Hymenoptera: Formicidae) depredadoras de larvas y pupas que se encuentran en frutos caídos, ellas son Selenopsis germinata Fabricius y Tetramorium guineese Fabricus y Strunella magna Fabricius.
Los parasitoides del picudo del chile son: Bracon Mellitor Say (Hymenoptera: Braconidae); Catolaccus hunteri Crawford, C. Incertus, Zatropis incertus Ashmed y Habrocitus piercei Crawford (Hymenoptera: Pteromalidae); Pyemotes venticosis y Pediculoides ventricuosus Newport, (Acarina: Pyemotidae) se reportan ejerciendo algún control sobre esta plaga (Riley y King, 1994).
Cross y Mitchel (1969), citados por Mariscal, 1998 realizaron un estudio de distribución de C. Hunteri y reportan a este parasitoide en los estados de Sonora y Veracruz, México atacando a 16 especies de curculiónidos y dos de brúquidos.
En un trabajo de detección de parasitoides de larvas del picudo del chile realizado en el estado de Nayarit, se encontraron nueve especies de parasitoides donde las más frecuentes y abundantes fueron: Triaspis Haliday (Hymenoptera: Braconidae) y C. Hunteri (Mariscal, 1998).
Biorracionales
Se pueden iniciar las estrategias con el uso de trampas de color amarillo con pegamento y feromona sexual, para atrapar adultos y detectar el momento oportuno de inmigración del insecto al lote del cultivo. La supervisión tendrá que se periódica y antes o al momento de la floración.
Para el caso de los patógenos existe la posibilidad de usar formulaciones biológicas a base de hongos naturales como Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae, que han demostrado una relativa eficiencia contra el picudo.
Es posible la utilización de sustancias insectistáticas como los extractos vegetales de neem y ajo, el aceite de pescado, los cuales producen efectos de repelencia, entre otros.
Culturales
Algunas prácticas recomendadas para el manejo del picudo son.
En virtud de que las prácticas culturales tienen como objetivo disminuir la emergencia de la siguiente generación de picudos, se obtendrán mejores resultados en la medida que participen la mayoría o todos los productores de la región en problema (Bujanos et al., S/A y Riley y King, 1994).
Químico
La aplicación de insecticidas, de ser necesario, deberá realizarse sólo para controlar a los adultos, y se sugiere considerar la rotación de acuerdo con el grupo toxicológico a que pertenecen, la tolerancia en ppm y los días a la cosecha. Los insecticidas recomendados y autorizados por EPA para el combate del picudo del chile son los siguientes: Azinfor methyl (FH-SM), Carbaril (CC-MM), Endosulfan (OC-Cd) Methomyl (CA-MM), Oxamyl (CA-MM), Permethrin (PIRT), Cyfluthrin (PIRT) Malathion (F-CX), entre otros.
* El autor es profesor e investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa.