-Por Gregorio Reyes Figueroa-
Formado profesionalmente en la Escuela Superior de Agricultura de la UAS en Culiacán, Sinaloa, Luis Charvel López López es hoy un agrónomo innovador y un agricultor convencido de que la Agricultura de Conservación ó Mínima Labranza es el camino más efectivo para hacer de la producción de maíz un cultivo más rentable y más amigable con el medio ambiente, que preserve las condiciones de agua, suelo y clima de nuestra región.
Egresado con la especialidad de Fitotecnia en 1980, Charvel López inició su desempeño profesional como técnico adscrito al Distrito de Temporal de El Fuerte, a cargo del ingeniero Jaime Escobedo Rocha y fue en 1983 que la Secretaría de Agricultura lo comisionó para un curso de actualización y capacitación en el tema de financiamiento al campo, lo que le abrió las puertas para incorporarse como asesor financiero en FIRA.
Por cambio de políticas del FIRA solo estuvo un año pero posteriormente se incorporó a la banca privada en el campo del financiamiento a la agricultura, primero en Banpaís y luego en Banco Agropecuario del Noroeste, donde laboró por 31 años como gerente de crédito agropecuario.
Su origen campesino -hijo del ex dirigente ejidal Luis López Sandoval-, lo llevó han ocuparse muy temprano de la siembra de la parcela de su padre, al tiempo que realizaba su trabajo como ejecutivo bancario.
Como productor agrícola incursionó formalmente en 1985 sembrando los cultivos de tomatillo, frijol y sorgo, principalmente, en los cuales recuerda que se utilizaba intensivamente el tractor, lo que terminaba por encarecer el costo de los cultivos y eventualmente hacerlos incosteables.
Esto lo empujó a incursionar en la agricultura de conservación, de la que dice que comparada con la tradicional es igual o mejor en cuanto a rendimientos, lo que pudo comprobar en los cultivos de maíz, sorgo y tomatillo.
Ya habiendo incursionado en la agricultura de conservación, decide agregar el tema de la lombricultura para producir lixiviados de lombriz y microorganismos benéficos que aplica en sus predios, entre la cosecha y la próxima siembra, lo que le ha permitido ir mejorando paulatinamente la fertilidad de sus tierras de cultivo, terrenos de aluvión que se localizan en las cercanías del ejido El Bule y San José de Ahome.
Entre sus predios de cultivo tiene algunos ya clasificados como de excelente calidad y otros en proceso de mejoramiento.
Sus experiencias más exitosas son con el cultivo del maíz donde dice que ha logrado bajar los costos de producción en 20-25% comparados con los costos de la labranza convencional, con rendimientos medios arriba de las 12 y hasta 14 toneladas, donde “la agricultura de conservación o labranza mínima no le pide nada a la convencional”.
Para constatar sus palabras, invita a PANORAMA Agro.com a hacer un recorrido por sus predios y nos muestra su más reciente siembra cero labranza de maíz después de maíz para elote, donde sin ningún trabajo después de la cosecha, solo usó una cortadora de frijol adaptada con varillas desviadoras para limpiar el surco donde la sembradora equipada con discos cortadores depositó la semilla, sin ningún problema.
Visitamos otro predio donde tiene maíz para grano en etapa de elote, sembrado también con mínima labranza, justo al lado de otro productor que sembró tradicionalmente, pero el aspecto del cultivo, el tamaño de la planta y el elote no presentan diferencias, pero su costo es mucho menor.
“Sin estuviera joven y tuviera que decidir carrera, sin duda escogería la agronomía porque para mí ha representado una vida de trabajo con buenos resultados. Es una carrera muy amplia con muchos campos de acción en la que creo que todavía hay mucho por hacer y donde al productor agrícola lo que más nos golpea es el encarecimiento de los insumos, los cuales por lo general se usan indiscriminadamente, lo que se traduce en mayores costos de producción”.
Charvel López considera que la investigación agrícola se abandonó desde la década de los ochentas, por lo que el rezago es tan grande que se necesitan años de trabajo intensivo en investigación para volver a generar las tecnologías, las semillas y las prácticas de cultivo que ayuden al productor a recuperar parte de la rentabilidad que han perdido.
El mal manejo que se ha venido dando a los suelos, ha propiciado que la excelente calidad original de los terrenos agrícolas del Valle del Fuerte se haya perdido, y que ahora seamos tan dependientes de los fertilizantes químicos para alcanzar los mismos rendimientos que se tenían hace años.
Yo sostengo que nosotros, junto con los productores agrícolas y el gobierno podemos hacer una sinergia para lograr mejores resultados en el campo, porque somos el pilar para que en la mesa de los mexicanos nunca falte la comida. Nosotros nos dedicamos a hacer nuestro trabajo, pero resulta que el gobierno nos dio la espalda y es ahí donde cobra mayor relevancia la profesión del agrónomo.
Yo comparo nuestra labor de agrónomos con la del médico, porque nosotros nos encargamos de cuidar la sanidad de las plantas y los médicos cuidan la salud de las personas.
Les exhorto a que sigamos innovando, que regresemos al concepto de la extensión agrícola porque el agricultor siempre necesitará del agrónomo para resolver los problemas nuevos en los cuales no tiene experiencia, pero el agrónomo por su formación y conocimientos técnicos puede ayudar, dando una buena recomendación al agricultor que lo necesite.
A la Federación Agronómica de Sinaloa, Sección Los Mochis, le agradezco por esta distinción que me hace como agrónomo y exhorto a mis compañeros a que sigamos trabajando de la mano con el productor para usar más eficientemente nuestros insumos, cuidar nuestras tierras, el agua y el medio ambiente y así entregarlas a nuestros hijos que heredarán lo que hoy nosotros estamos usufructuando.