Sinaloa ocupa el tercer lugar nacional en producción de sorgo en cuanto a superficie sembrada durante el ciclo primavera-verano, al destinarse a este cultivo 69 mil 119 hectáreas, que representan 13% de la superficie nacional destinada a este cultivo.

El rendimiento medio obtenido en Sinaloa durante la temporada 2018 fue de 6.203 toneladas por hectárea, ligeramente arriba del promedio nacional.

Entre la problemática agronómica destaca la incidencia de plagas, principalmente la mosca del sorgo y el pulgón amarillo, ambos fuertemente influenciados por las condiciones de clima y las fechas de siembra que obligan al productor a manejar con extremo cuidado el tema de plagas para reducir su daño y el impacto en el costo del cultivo.

Durante este ciclo primavera-verano 2019 no se prevén problemas de suministro de agua por lo que el productor podrá optar por este cultivo para siembras de enero, febrero y marzo.

En Sinaloa, el sorgo se siembra tanto en suelos de barrial como aluvión.

La labranza debe realizarse de acuerdo con las necesidades específicas de cada terreno y según el manejo que le dé el propio productor, ya que se puede sembrar bajo los diversos tipos de labranza.

En la medida que se reduzcan labores de labranza se incrementará la rentabilidad, si se considera que el uso excesivo de labores en la preparación del terreno incrementa los costos de producción, pero no incrementa rendimientos.

Semillas

Los híbridos y variedades se mencionan en el Cuadro 1.

Cuadro 1. Principales características agronómicas de los híbridos y variedades de sorgo bajo riego.

cm=centímetros; 4= ámbar; 5= café.
Siembra

Uno de los principales factores que deben considerarse para optimizar el rendimiento, los costos de producción y la rentabilidad en el cultivo es la fecha de siembra, lo que permite que los híbridos manifiesten su máximo potencial productivo, así como menos daños por plagas y enfermedades.

La fecha de siembra óptima es la segunda quincena del mes de enero; sin embargo, se puede sembrar desde el 15 de enero al 10 de marzo en suelos de aluvión. En suelos de barrial, el establecimiento del cultivo se sugiere del 15 de enero a finales de febrero.

Los híbridos tardíos se sugiere sembrarlos del 15 de diciembre al 20 de enero. Intermedios del 15 de enero al 20 de febrero y precoces del 15 de febrero al 10 de marzo.

La siembra se puede realizar en seco o en húmedo en suelos de barrial y sólo en húmedo en terrenos de aluvión, en surcos separados a 70-80 cm.

En barrial, siembre en seco en el lomo del surco, a 3 cm de profundidad e inmediatamente después aplique el riego de germinación, a trasporo. En aluvión, dé un paso de rastra después del riego de presiembra y siembre a chorrillo en el fondo del surco, utilizando de 15 a 18 kg/ha de semilla.

La población adecuada para surcos a 70 centímetros es de 20-25 semillas por metro, para una población final de 18 a 22 plantas por metro de surco.

Riegos

La cantidad de agua requerida por la planta depende de la temperatura, la humedad ambiental, el tipo de suelo y el ciclo vegetativo del híbrido. La aplicación del riego debe ser en forma oportuna, al no hacerlo, el rendimiento puede reducirse entre 20 y 30 %.

Se sugiere aplicar de tres a cuatro riegos de auxilio; los períodos críticos de la planta son: 1er riego, al final del amacollo (20 a 30 días de emergida la planta); 2do riego, antes del embuche (50 a 60 días de emergida la planta); 3er riego, en floración (70 a 85 días de emergida la planta); y 4to riego, en el estado lechoso a masoso (85 a 100 días de emergida).

Fertilización

La fertilización es uno de los factores que más incide o limita el rendimiento; en la mayoría de los casos las dosis se componen por nitrógeno (N), en ocasiones por fósforo (P) y rara vez por potasio (K). Para producir 8 t de grano se requieren alrededor de 250 kg de N y 60 kg de P por hectárea. En el caso particular del nitrógeno, los suelos de la región no son capaces de proporcionarlo en su totalidad; por ende, se tiene que agregar a través de los fertilizantes.

Una buena parte de la cantidad extraída de estos nutrientes está contenida en las pajas, por lo que su incorporación en el suelo en forma sistematizada permitirá incrementar su fertilidad y el equilibrio biológico, así como contribuir a su conservación, mejorando con ello su productividad.

Los requerimientos de fertilización del sorgo varían según la fertilidad del terreno, el tipo de suelo y la rotación de cultivos.

El nitrógeno es parte de las proteínas y de la clorofila, y es necesario para la fotosíntesis, además de que en cantidades adecuadas incrementa la eficiencia del uso del agua; tanto el nitrato como el amonio son utilizados por las plantas. En siembras después de frijol y hortalizas se aplica alrededor de 200 kg/ha de nitrógeno en barrial y 150 kg/ha en aluvión.

No en todos los suelos de la región se presenta una respuesta a su aplicación, por tal, es conveniente realizar un análisis de suelo y apoyarse en la orientación de un técnico para decidir sobre la cantidad que se debe aplicar.

Es conveniente utilizar la mitad del nitrógeno y todo el fósforo en presiembra, preferentemente en banda, ya sea al marcar, escarificar o de forma simultánea con la siembra; el resto del nitrógeno se aplica antes o al momento del primer riego de auxilio.

Maleza

Las siembras tempranas en húmedo ayudan a reducir o a eliminar la maleza, con lo que se obtiene un buen control, población y sanidad; lo anterior se complementa con cultivos y aporques. Por otra parte, sembrar en seco permite ahorrar tiempo y escapar de las lluvias durante la cosecha; sin embargo, la población de malas hierbas se incrementa, por lo que es necesaria su eliminación dentro de los 35 días posteriores a la emergencia para evitar mermas en el rendimiento.

Es importante considerar que las dosis mayores son para controlar poblaciones elevadas, que al momento de aplicar el herbicida el suelo debe tener la humedad adecuada y que los residuos elevados de atrazina tienen efectos sobre los cultivos susceptibles que se pudieran sembrar en la siguiente temporada; por ejemplo, frijol o tomatillo.

Cuadro 2. Herbicidas, dosis y época de aplicación para controlar la maleza en sorgo.

ha=hectárea; l=litro; cm=centímetro.
Plagas

El cultivo de sorgo es afectado por diversas plagas cuyo manejo es clave para la obtención de buenos rendimientos. Las siguientes son las más importantes.

Grillo. Por lo general, las oviposturas de este insecto se encuentran en el suelo de campos baldíos, bordos y drenes. Tanto ninfas como adultos se alimentan de la hoja, agujerándola o destruyendo las partes tiernas; se protegen durante el día debajo de los terrones del suelo o en terrenos baldíos cercanos. Para detectar su presencia es conveniente inspeccionar las orillas de los campos y sitios de refugio. Una buena medida para reducir el daño causado por ellos es mantener los linderos y regaderas de los campos limpios o aplicar insecticida en los sitios de refugio, previo a la siembra del sorgo.

El control debe implementarse cuando se observen los primeros daños o al encontrar adultos en focos de infestación, y se logra a través de cebos envenenados con una preparación de 5 kg de triclorfon (Dipterex®) 80 % + 5 kg de azúcar + 5 kg de vainilla + 240 kg de salvadillo y 100 litros (l) de agua. El cebo se aplica inicialmente en los surcos orilleros y al margen del cultivo, pero si la plaga invade todo el cultivo es necesario aplicarlo en toda la superficie. Con migraciones elevadas de grillo se puede utilizar Metomilo (Lannate®, 300 gramos por hectárea [g/ha]), Clorpirifos (Lorsban® 480 CE, 1.5 l/ha) o Acefate (Orthene® 80, 1 l/ha).

Gusano trozador. Las larvas se alimentan de las plantas mordiéndolas por arriba de la base del tallo, lo cual ocasiona su muerte. Esta plaga es importante desde la emergencia del cultivo hasta que las plantas muestran alrededor de 20 cm de altura. El ataque ocurre durante la noche: cortan las plantas unos centímetros encima de la superficie del suelo y en manchones.

Los tratamientos a la semilla se sugieren solo cuando los lotes tienen antecedentes de infestaciones importantes de trozadores o hayan permanecido ociosos el ciclo anterior; si no es el caso, se recomienda realizar aspersiones dirigidas a la hilera de las plantas cuando el daño ponga en riesgo la densidad de plantas aconsejadas por metro lineal. La aplicación de insecticida debe ser por la tarde, con mochila de aspersión manual, con la boquilla abierta para asperjar en chorro sobre la hilera de plantas y solamente en los manchones con daño de plaga.

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