A pesar de los problemas que en los últimos ciclos agrícolas se han tenido para la comercialización del maíz y la tendencia a la baja en los precios que es impulsada por las cotizaciones internacionales, el cultivo sigue siendo una de las pocas alternativas rentables para el productor, a condición de que se usen híbridos de buen potencial de rendimiento, se haga un buen manejo agronómico y se aplique una dosis adecuada de fertilizantes.
En cuanto al uso de nutrientes, importa tanto la dosis como la fuente y la oportunidad con que se aplique.
Utilizar dosis por debajo de la demanda del cultivo, incide en pobres rendimientos, donde el híbrido puede no expresar su máximo potencial, pero la sobre fertilización es dinero más invertido, porque cuando las necesidades de la planta están satisfechas, todo el fertilizante adicional que no aproveche será dinero tirado a la basura.
Los conceptos siguientes de fertilización tienen como finalidad brindarle una orientación general sobre el manejo de los abonos químicos, pero en la medida de lo posible se aconseja un análisis de suelo que le indique con mayor precisión qué dosis y qué fuentes aplicar.
Fertilización nitrogenada.- Estudios recientes sobre el comportamiento de una planta normal de maíz, indican que se requieren de 17 a 23 kg. de nitrógeno por cada tonelada de cosecha; es decir, teniendo como meta lograr 10 toneladas de por maíz hectárea, la cantidad de fertilizantes nitrogenado a aplicar por hectárea oscilaría entre 170 a 230 unidades.
Sin embargo, esto no significa necesariamente la dosis a emplear, puesto que dependerá de la cantidad de nitrógeno que el propio terreno contenga en forma natural, y a su vez de la cantidad de materia orgánica presente, el cultivo anterior o el tiempo que tenga sin sembrarse.
Es importante considerar que el nitrógeno es parte de las proteínas y la clorofila y resulta necesario para que la planta realice normalmente el proceso de fotosíntesis.
Además, suministrar la cantidad adecuada de nitrógeno incrementa la eficiencia del uso del agua, ya sea que se usen como fuente nitratos o amonios.
De la dosis total requerida por la planta, aproximadamente 110 kg/ha son requeridos durante los primeros 50 días; el requerimiento llega hasta 4 kg/ha/día en los picos de absorción, pero las tasas de absorción varía entre híbridos.
Para una mejor decisión, considere los siguientes aspectos:
Fertilización por fósforo (P2O5).- Por regla general, los suelos arcillosos y los de origen aluvial, suelen poseer una buena cantidad de fósforo, pero no suficiente para satisfacer la demanda del cultivo, ya que el maíz puede tomar más de 110 kilogramos por tonelada producida.
Este nutriente resulta esencial para el crecimiento vigoroso de las raíces y la parte aérea y para el almacenamiento y transferencia de energía en la planta teniendo la característica de que es inmóvil en el suelo… se mantiene donde se coloca y ayuda a sobreponer los efectos de la compactación.
Algunas ventajas que se derivan de una correcta fertilización a base fósforo son:
Fertilización del maíz con potasio (K2O).- Se ha determinado que un cultivo de maíz de 10 ton/ha toma más de 100 kg de potasio, los cuales si no están presentes en el suelo de manera natural, deben adicionarse en tiempo y forma adecuada, ya que la mayor disponibilidad de nitrógeno incrementa los requerimientos, pues este elemento es esencial para muchos sistemas enzimáticos. Una dosis adecuada reduce la incidencia de acame de plantas, aún en híbridos más susceptibles y disminuye el riesgo de enfermedades relacionadas con la nutrición de la planta, ayudándole a tolerar el estrés por deficiente humedad, al tiempo que incrementa la eficiencia de uso de agua.
En torno a este elemento como fertilizante, tenga en cuenta que:
Adiciones de azufre (S) como complemento de fertilización.- Este producto es parte de muchos aminoácidos y por lo tanto de proteína por lo que una dosis adecuada puede incrementar la eficiencia del uso de N y P ya que resulta esencial para la formación de clorofila.
Un cultivo de alta producción (arriba de 10 toneladas por hectárea) toma más de 30 kg/ha y la planta lo toma del suelo en forma de sulfato y debe estarse alerta contra deficiencias de este producto, especialmente en suelos arenosos, con bajo contenido de materia orgánica.
Magnesio (Mg).- Este producto es parte de la clorofila y activa muchos sistemas enzimáticos. Un cultivo de alta producción toma 30 kg/ha o más, pero las necesidades se pueden establecer por medio del análisis de suelo.
Las deficiencias son más probables en suelos arenosos ácidos, en suelos altos en calcio o cuando el agua de irrigación es alta en bicarbonato.
La fertilización con micronutrientes.- Estos productos son necesarios particularmente en el crecimiento temprano de la planta, por lo que las deficiencias se observan rápidamente en las plantas jóvenes.