A pesar de las zancadillas que una y mil veces han puesto los funcionarios de las dependencias del ramo agropecuario, los productores de maíz no han cedido.
Igual siembran en septiembre que en diciembre, en febrero que en junio, pues saben que aun con la tendencia a la baja que presentan los precios de este básico, todavía sujeto a control oficial, es el único o uno de los pocos cultivos en donde pueden aspirar a mejores rendimientos, porque la investigación genética para formación de nuevas variedades e híbridos y de tecnología de manejo, hacen previsible una frontera de rendimientos aun no explorada.
Pero es un hecho que no todos lo híbridos ofrecen el mismo potencial de rendimiento, cuando se siembran en diferentes temporadas y condiciones de clima, suelo y manejo.
En este artículo presentamos información de especialistas en maíz sobre los aspectos más relevantes de la tecnología de producción y manejo para este ciclo de primavera, cuyo período de siembra oficialmente reconocido por el Campo Experimental Valle del Fuerte, de la SARH, comprende del 15 de enero al 28 de febrero.
El maíz es considerado una planta sensible a deficiencias de oxígeno, por lo que prospera mejor en suelos bien drenados o moderadamente bien drenados y por ser sensible a la salinidad requiere de suelo con conductividad eléctrica menor a 2 mmhos/cm.
Las texturas más adecuadas son: suelo franco, Franco-limoso, franco-arcillo-limoso, franco-arcillo-arenoso y franco-arcilloso.
Estos tipos de suelos son los predominanates en la región Norte de Sinaloa, por lo que salvo en aquellos terrenos con marcada tendencia a la salinidad, en el resto de la superficie regional el maíz se puede establecer con buenas perspectivas de producción.
Adicionalmente se requiere que la pendiente oscile entre 0 a 8%, con profundidad de 50 centímetros en adelante.
El pH óptimo del suelo para el cultivo del maíz es de 7 y la planta presenta alta susceptibilidad al manejo del agua de riego, tanto a los excesos como a la falta de humedad, especialmente en etapas críticas como desarrollo inicial, inicio de floración y durante la formación de elote y madurez de grano.
Para los efectos de determinación de las áreas productivas del maíz, nos remitimos al estudio denominado “Determinación del Potencial Productivo de Especies Vegetales en México”, un documento elaborado bajo sistema computarizado que utiliza el Modelo de Elevación Digital y las variables del clima y suelo.
Con los tres componentes de la base de datos se generaron imágenes de elevación, pendientes, clima y tipo de suelo y se reclasificaron de acuerdo a los requerimientos del cultivo, para identificar las áreas de mayor potencial productivo.
Este trabajo fue elaborado en 1993 por el distrito de Desarrollo Rural Los Mochis, con el apoyo de los paquetes tecnológicos generados por el Campo Experimental Valle del Fuerte y considera básicamente los componentes de:
Características Edáficas
Características Climáticas:
Una parte importante de los componentes del rendimiento está determinado por el manejo del cultivo.
La fecha de siembra tiene especial importancia, por lo que han tenido que hacerse muchas evaluaciones para determinar el mejor período para el establecimiento del cultivo, en función no solamente del rendimiento potencialmente alcanzable, sino considerando también los riesgos a que se expone el cultivo, por las condiciones climáticas imperantes en cada una de las etapas de su desarrollo.
El Ing. Salvador Peraza Medina, investigador de maíz del Campo Experimental, sostiene que eventualmente podrían obtenerse rendimientos satisfactorios fuera de los períodos óptimos recomendados, pero los riesgos no compensan esa eventual ganancia de producción.
Debe considerarse que esta gráfica es representativa de todos los materiales evaluados hasta hace tres años, pero la investigación desarrollada tanto por el INIFAP como por empresas privadas hacia la obtención de nuevos híbridos está buscando materiales que se adapten a determinadas condiciones de clima.
De esta forma, el productor debe elegir el material que mejor se adapte, no solo a las características de su terreno y manejo, sino también al período en que hará la siembra.