En 1525 el gobierno de la nueva España otorgó a Rodrigo de la Paz la primera licencia para instalar un molino de harina en el río de Tacubaya, debido a que el cultivo de trigo se había extendido por casi todo el territorio, gracias a las órdenes religiosas que habían venido impulsando la siembra de este cereal.
Sin embargo la producción del trigo, durante la época colonial y, posteriormente, nunca fue suficiente, de tal manera que del 15 de diciembre de 1821 al 31 de enero de 1856 estuvo prohibida la importación de trigo, con el propósito de fomentar su cultivo.
Durante el porfiriato también hubo necesidad de comprar trigo al exterior y, si en esta época había que importar, durante la Revolución las cosechas bajaron ostensiblemente.
Actualmente, debido a que los productos industrializados del trigo forman parte esencial de la dieta alimenticia del mexicano, principalmente en la forma de productos de panificación, pastas y tortillas, la demanda de trigo en 1990 fue de cuatro millones 800 mil toneladas, en tanto que la producción fue de cuatro millones 100 mil, por lo que hubo que importar 700 mil.
La producción mundial superó los 500 millones de toneladas en 1984 y, de acuerdo al Departamento de Agricultura Estadounidense, las proyecciones para la temporada 1990-1991 fueron de 548 millones, cifra que puede apreciarse en su real magnitud si se considera que la cosecha 1989-1990 fue de 537 millones, en tanto que la correspondiente a 1988-1989 fue de 500 millones.
La producción en México oscila en unos cuatro millones de toneladas anuales que se distribuyen en diferentes sectores de consumo. En referencia al mercado mundial, la producción nacional representa únicamente un 0.75 por ciento del total.
De acuerdo a las cifras proporcionadas por la empresa harinera alimentos Framex, S. A. De C. V., cuyo departamento de investigación es uno de los más reconocidos en este sector, existen dos zonas importantes, productoras de trigo en el país: el noroeste, que participa con el 60 por ciento de la producción nacional, y el bajío, que aporta el 24 por ciento.
Los estados de la República, mayores productores de trigo, son Sonora (33 por ciento) Sinaloa (25 por ciento) y Guanajuato (15 por ciento).
El Ing. Roberto Barrancho Fernández, director de alimentos Framex, nos informó que en la actualidad existen 136 molinos registrados oficialmente que poseen una capacidad instalada de 19 mil 400 toneladas por 24 horas, mientras que la capacidad utilizada es del 82 por ciento, es decir de 15 mil 800 toneladas. Aclaró que las cifras seguramente subirán en breve debido a que la industria lleva a cabo ampliaciones para aumentar la capacidad de molienda.
El país, sin embargo, tiene la necesidad de importar trigo debido a que la oferta o producción nacional, aunque es muy cercana a la demanda, no es suficiente.
El 86 por ciento del total del trigo está destinado para consumo humano y se divide, de la siguiente manera: 70 por ciento para panificación (artesanal e industrial), 11 por ciento para galletas y pastas y el 19 restante para otros usos, como consumo doméstico, tortillas, botanas, en restaurantes y hoteles.
Según el grado de dureza del trigo, se clasifica en cinco grupos, los dos primeros se utilizan para la elaboración de harina panificable; el tercero para la elaboración de galletas; el cuarto para repostería y mezclas y el quinto para la elaboración de pastas.
Este último grupo se refiere al llamado “trigo cristalino” y constituye, aproximadamente, el 10 por ciento de la producción nacional.
El calendario de producción de la industria harinera se conoce como “ciclo molinero” y lo forman 12 meses, comenzando en mayo y terminando en abril, debido a que la cosecha dá principio en los meses de abril y mayo. A partir de estos meses la materia prima empieza a estar disponible para la operación de establecimiento industrial durante casi todo en ciclo.
La producción de harina se concentra principalmente en el área metropolitana del Distrito Federal, que participa con una tercera parte de la producción. Otras regiones importantes en este renglón son el Norte (20 por ciento), el Noroeste (17 por ciento) y Puebla el (13 por ciento).
Dentro de los 10 cultivos más importantes del ciclo anual, el trigo ocupa el cuarto lugar, después del maíz, el sorgo y el frijol, en relación a la superficie cosechada. En cuanto al volumen de producción obtenida, ocupa el tercer lugar, después del maíz y el sorgo, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
Debido a la creciente preferencia actual por los productos del trigo integral, las estadísticas de los próximos años registrarán aumentos considerables en cuanto a cosechas y producción, lo cual además de ser interesante para la economía nacional, es benéfico para la salud, ya que el trigo es un cereal que aporta carbohidratos, principalmente, pero también vitaminas del grupo B, Fósforo y Potasio.