Hasta el más modesto agricultor sabe que las malezas no son un buen socio de su cultivo. Pero hay que aclarar que malas hierbas son todas aquellas plantas diferentes a la especie de cultivos de que se trate, independientemente de que sean silvestres o domesticadas.
Además de competir por los nutrientes, agua, luz y espacio, las malas hierbas en trigo pueden ocasionar serios trastornos a la hora de la cosecha, porque contaminan el grano.
Generalmente la infestación de malezas está relacionada con el manejo y método de siembra; es decir, existe mayor riesgo de infestación cuando el terreno no ha sido bien preparado, siendo necesario el combate mecánico o químico para obtener mejores resultados.
Las malezas de hoja ancha que se presentan más frecuentemente en los cultivos de la región son: lengua de vaca, bledo blanco y rojo, chuales cenizos y cimarrón, morraja, mostacilla, girasol, trébol y correhuela.
Entre las malezas de hoja angosta que causan mayor problema, tanto por la superficie infestada y difícil control se encuentra el alpistillo y avena silvestre; debido a la rapidez con la que se propagan, lo más recomendable es eliminarlas manualmente al observar las primeras plantas; en poblaciones mayores, es recomendable la aplicación de herbicidas específicos.
Por ejemplo, el zacate choneano aparece desde la etapa inicial en la cosecha, ya que es una planta que rebasa la altura del trigo, lo que dificulta la trilla o influye negativamente contaminando el grano, además de incrementar el porcentaje de humedad.
El combate mecánico está condicionado al sistema de siembra empleado, ya que si se efectúa en húmedo o a “tierra venida”, tanto en surcos como en melgas, la escarificación o rastreo que se realiza antes de sembrar reducen la población inicial de malezas.
Bajo el sistema de siembra de trigo en surcos, se pueden efectuar de una a dos labores de cultivos, cuando la altura de la planta lo permita. Estas labores además de facilitar un crecimiento más rápido de la planta, contribuyen a reducir la población de malezas en el fondo del surco.
De hecho, el combate mecánico de las malezas del trigo cuando se siembra en surcos, es una de las principales ventajas de ese método de siembra.
El combate químico es un método práctico y efectivo que resulta algunas veces más económico ya que controla rápidamente. Sin embargo, antes de usarlo debe evaluarse cuidadosamente la proporción de malezas de hoja ancha y delgada, a fin de seleccionar los mejores productos o mezclas de productos, para obtener un mejor control, con el mínimo de aplicaciones.
Conviene recordar que desde hace algunos años, el uso de herbicidas 2, 4D Amina ha sido restringido y su aplicación puede traerle problemas de carácter legal, en caso de afectar a cultivos de hoja ancha colindantes con su trigo.
Los vapores de ese producto son muy volátiles, por lo que debe sustituirse por los nuevos productos más selectivos que ya existen en el mercado, como los que se mencionan en el Cuadro que aparece al final, recomendado por el Campo Experimeltal Valle del Fuierte.
Otra de las especies que ocasionan mayores problemas en el trigo es la avena silvestre, debido a que su propagación es muy rápida, por lo que debe combatirse cuando se observen las primeras plantas en el lote.
Generalmente la mayor población de avena silvestre se observa a partir de los 25 días después de la emergencia del trigo; en esta etapa, la avena tiene aproximadamente de tres a cinco hojas y una altura casi igual a la del cultivo. A partir de esta época y durante los siguientes 10 días puede efectuarse la aplicación.
Cuando la aplicación de herbicidas para el control de la avena silvestre se retrasa se tienen problemas, pues a partir de los 40 días la avena tendrá más altura que el trigo.
Procure que el equipo terrestre para la aplicación de los herbicidas tenga una presión constante, de 30 a 40 libras por pulgada cuadrada. Es recomendable usar boquillas Jet 8002 ú 8004, diluyendo el producto en 200 litros de agua por hectárea.
Un factor que no debe olvidar. Entre mayor altura tenga la maleza que necesita controlar, el efecto del herbicida será menos.
Ningún producto, por más efectivo que sea le dará óptimos resultados si la aplicación se realiza en condiciones adversas o fuera de tiempo, lo que se traducirá en mayor costo.
Para el control de las malezas de hoja delgada pueden usarse los productos a base de: Fenoxaprop-etil, Diclofop-metil y Tralkoxydim; para las malas hierbas de hoja ancha se recomiendan herbicidas a base de: Flam prop-metil, difenzoquat, Bromoxinil y Tiameturon-metilo.
En todos los casos, apéguese a las recomendaciones del fabricante y procure la asesoría de su agrónomo.
CUADRO
*Las variedades Mochis T-88, Pápago M-86 y Altar C-84 son susceptibles a este producto.