El presente artículo es una síntesis del trabajo publicado por el autor bajo el título: “Estudios preliminares sobre el Control Químico del Tizón Tardío en el Cultivo del Tomate Industrial, en el Valle del Fuerte”, auspiciado por el Comité de Tomate Industrial, organismo que autorizó su reproducción en esta revista.
Las condiciones de alta humedad relativa, las lluvias excesivas y periódicas y las temperaturas frescas que prevalecieron durante el ciclo 1991-1992, formaron parte de los eventos para que el tizón tardío (causado por el Phytophthora Infestans mont De Bary), se manifestará en forma de epifitia explosiva.
El impacto de la enfermedad fue muy dramático, al grado de destruir, totalmente, lotes de tomates y de papa, a pesar de que se intentó protegerlos con funguicidas.
Cuando las condiciones ambientales son óptimas para el desarrollo del tizón tardío, las prácticas culturales no tienen ningún efecto sobre su control, aunado a que a la fecha no se cuenta con variedades resistentes al hongo. El combate de esta enfermedad ha estado basado en la aplicación de funguicidas, por lo que, con cualquier falla en aplicaciones, tanto en la oportunidad de los tratamientos, como en la cobertura eficiente del follaje o la incapacidad de control efectivo de los funguicidas disponibles, se explica el avance desproporcionado y los gravísimos daños causados por la epifitia.
El presente trabajo tuvo como objetivo fundamental, la evaluación del efecto de varios funguicidas para el control del tizón tardío en el tomate para la industria, así como desarrollar información, para poder sugerir a los productores un programa confiable de aspersiones, para la protección eficaz de sus cultivos y el control eficiente de la enfermedad.
La evaluación de los funguicidas se llevó a cabo en los terrenos del Campo Experimental del Grupo Industrial del Fuerte S. A. de C. V., establecido en Santa Rosa, Valle del Fuerte y formó parte de los proyectos de investigación sobre el tizón tardío del Comité Pro-Investigación de Tomate Industrial de Sinaloa. Se utilizaron plantas producidas en el invernadero de la variedad híbrida Sinaloa. Se transplantó el 5 de Noviembre de 1991. Los primeros síntomas se observaron cuando el cultivo se encontraba en la etapa de primeros frutos de dos pulgadas de diámetro. Se evaluaron 12 fungicidas distribuidos en un diseño de bloques al azar, con 4 repeticiones; se hicieron 11 aplicaciones (del 3 de Enero al 13 de Febrero) durante la temporada de cultivo, las cuales se iniciaron desde antes de que se observaran los primeros síntomas del tizón tardío.
El efecto de los funguicidas sobre el control de la enfermedad, se evaluó en base a la producción de los frutos comerciales, así como de los porcentajes del follaje y de los frutos dañados. La información obtenida se analizó estadísticamente, para determinar las diferencias reales obtenidas en el control ejercido por los diferentes funguicidas evaluados.
Los mejores tratamientos para el control del tizón tardío fueron las mezclas de Metalaxyl + Clorotalonil (Ridomil-Bravo 81 y Ridomil 2-E + Daconil 2787) y de Cymoxanil 8% – Mancozeb 64% (Cruzate M-8), con niveles del 12.5% y del 13.7% de daños al follaje, respectivamente, los cuales contrastan con la mezcla de Oxadixyl 10% + mancozeb 56% (Sandofan), con la cual se observó el 42.5% de daño en el follaje. Los funguicidas sistémicos Metalaxyl 25% (Radomil 2-E), Phosetil-A1 80% (Aliette), Acido Fosfórico 400gr. P/V. (Funguicida Perea) y Propamocarb-Clorohidrato 66.5% (Previcur-N) mostraron un control deficiente de la enfermedad. Dentro del grupo de los funguicidas preventivos, sobresalió el Clorotalonil 75% (Daconil 2787) en donde las parcelas tratadas mostraron un nivel del 30% de daño en el follaje y un rendimiento de fruto útil de 27 toneladas métricas por hectárea. El porcentaje de follaje dañado en las parcelas tratadas con el Maneb – Iones de Zn 80% (Manzate 200), la Cal + Sulfato de Cobre (Mezcla Bordelesa), el Azufre + Hidróxido de Cobre + Cal (Vasulmex-Plus) y el Fulvinato de Yodo al 6% (No-Tizón), varió del 45 al 100% con rendimientos de fruto útil de 0.3 hasta y 7 toneladas métricas por hectárea.
Estos resultados indican que bajo las condiciones de esta evaluación, los funguicidas sistémicos, aplicados solos, no ejercieron un control aceptable del tizón tardío. La severidad del ataque de la enfermedad en las parcelas tratadas con el Metalaxyl 25%, (Ridomil 2-E), puede ser el reflejo del uso inadecuado del funguicida como tratamiento foliar, cuando la recomendación expresa del fabricante es para usarlo en aplicaciones al suelo únicamente o también, puede atribuirse a:
El ineficiente control del funguicida, debido a la probable existencia de poblaciones altas de P. infestans con resistencia al Metalaxyl (Mayores del 90%; Félix G. R. 1992 y Fry W. 1990, aún sin publicarse), lo cual puede ser un efecto de la alta especificidad del funguicida y del uso inadecuado durante varios años, básicamente como funguicida “curativo”.
A la presencia de presiones altas de la enfermedad.
Aunado con la utilización de variedades altamente sensibles al hongo, condiciones que han permitido la fácil adaptación y desarrollo del hongo, ocasionando así, el establecimiento y el incremento de la resistencia a los funguicidas (Davise, C. L. 1988; Schwinn F. J. 1983 II). Los problemas del control del patógeno por el Phosetil-Al (Aliette) se deben a que P. infestans es insensible a este funguicida (Rhone-Poulenc, 1990). Similarmente con el ácido fosfórico (Funguicida Perea) (Coffey, M. P. y Bower L. A. 1984).
Los mejores resultados en el control de la enfermedad se lograron con la aplicación de mezclas de funguicidas sistémicos con funguicidas de contacto, de los cuales, las mezclas del Metalaxyl + Clorotalonil (Ridomil-Bravo 81 y Ridomil 2-E + Daconil 2787) presedntaron un excelente resultado debido al buen control del funguicida de contacto (Clorotalonil) y a un probable efecto sinergético derivado de su combinación con el Metalaxyl, dado que al aplicarse en forma independiente, el único control eficiente se observó con el Clorotalonil, con un 30% de daño al follaje en las plantas tratadas, contrastando con el 97% de daño al follaje, en el tratamiento con el Metalaxyl sólo, comparado con sólo el 12% de daño, cuando se aplicaron mezclados. Otra mezcla que logró excelente control fue la del Cymoxanil + Mancozeb /Cuzate M-8) con sólo 13.7% de daño observado en el follaje en las plantas tratadas; el Cymoxanil es un funguicida sistémico local cuya capacidad de traslocación translaminar, le permite afectar la esporulación del hongo, aunado a la inhibición de la germinación de las zoosporas y de los esporangios por contacto directo; tiene una vida útil corta, de aproximadamente 3 a 4 días (Cohen Y. y Grinberger, M. 1987; Schwinn, F. J. 1983).
Lo anterior aparentemente indica que, para lograr un uso más eficiente de los funguicidas en el control del tizón tardío, es necesario aplicar los funguicidas “preventivos”, aún cuando algunos de ellos se consideren como “curativos” y siempre utilizar los funguicidas sistémicos mezclados con los mejores funguicidas de contacto y no aplicarlos más de dos veces por ciclo, alternándolos con funguicidas de contacto para reducir el riego de fenómeno de la resistencia del patógeno a los agroquímicos; además es fundamental lograr una buena cobertura del follaje, lo que sólo se obtiene con la aplicación terrestre, con una presión mínima de 6.327 Kg&Cm2 (90 libras por pulgada cuadrada) y con boquillas de aspersión de cono, conocidas en el mercado como “discore”.