El muestreo de nemátodos fitoparásitos ha sido la base para el desarrollo de estrategias de control durante muchos años, y es el resultado de trabajos de investigación que han mostraron su factibilidad y confiabilidad. Los métodos para determinar las poblaciones de nemátodos en el suelo son varios, e indican que la cantidad de estos organismos cambia a través del tiempo, determinándose que el mayor número se presenta poco antes de que los cultivos anuales finalicen su ciclo. Los patrones de distribución espacial de los nemátodos en el suelo muestran que se encuentran en forma de “agregados”. La mayoría de los experimentos que se han realizado para tal efecto, se han basado en la colección de muestras compuestas; estas muestras permiten la detección de nemátodos aún en bajas poblaciones, cuando se hacen a partir del suelo que está en contacto con el sistema radical y de raíces.

Objetivos del muestreo

El propósito de los muestreos es estimar poblaciones de nemátodos con fines de investigación, programas de predicción, inspecciones generales y diagnóstico, entre otros. En programas de manejo integrado de plagas, el objetivo fundamental es relacionar el número y la clase de nemátodos con los daños al cultivo, así como evaluar y seleccionar las estrategias de manejo. En programas de investigación, el propósito puede ser caracterizar y entender la dinámica de la población de nemátodos.

El muestreo de detección (antes de la siembra o el planteo) permite conocer la población inicial de nemátodos y su distribución geográfica; aspectos que son determinantes en la prevención de daños en los cultivos, y más aún, cuando los nemátodos interactúan con otros patógenos. De igual manera, es muy importante realizar muestreos periódicos durante el desarrollo del cultivo, para conocer los nemátodos que están presentes y cómo se van reproduciendo a través del tiempo.

Patrones espaciales y temporales

Los patrones de distribución espacial y temporal de los nemátodos deben considerarse en forma cuidadosa, independientemente del propósito que se tenga. El patrón espacial horizontal de los nemátodos fitoparásitos en el suelo es típicamente en forma de “agregados”. Esta forma de distribución induce muchos problemas en la detección y cuantificación de los nemátodos, cuando no se toma el número de muestras apropiado. La agregación de los nemátodos origina manchones de plantas con menor tamaño, amarillentas o con ambos síntomas. El patrón espacial vertical varía dependiendo del cultivo, tipo de suelo, especies de nemátodos involucradas, entre otros aspectos.

La información sobre el patrón espacial vertical de los nemátodos, es esencial para un muestreo confiable. Los nemátodos fitoparásitos generalmente están muy relacionados con la distribución del sistema radical de los cultivos, es por ello que en los cultivos anuales, la mayor densidad de la población ocurre en la capa arable del suelo; el género Meloidogyne no está exento de la consideración anterior, aunque también se ha encontrado a una profundidad de 120 cm. La distribución vertical de Meloidogyne y otros nemátodos puede cambiar con el tiempo; así durante la primavera la población aumenta en la profundidad comprendida entre 30-45 cm. El muestreo de nemátodos debe basarse en el conocimiento de la dinámica poblacional estacional de los géneros o especies de interés. La distribución de los nemátodos debe estar representada finalmente en mapas, elaborados en forma manual o en programas computarizados.

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Importancia de la biología del nemátodo y el manejo del cultivo

Los hábitos parasíticos de los nemátodos, tipo y número de huevecillos depositados por la hembra, son aspectos importantes en el muestreo. Los huevecillos pueden ser ovipositados individualmente, en masas y algunos conservan sus huevecillos en quistes. Los huevecillos de la mayoría de los nemátodos fitoparásitos son difíciles de identificar, en tanto, los estados juveniles permiten su identificación a nivel de género.

La decisión de colectar raíces y suelo durante el muestreo, depende de la relación parásito-hospedante del nemátodo de interés; en comunidades donde hay endoparásitos y ectoparásitos es necesario tomar muestras de suelo y raíces, especialmente cuando existe cierto desarrollo del sistema radical.

La fenología del cultivo y el manejo del mismo inciden en las poblaciones de nemátodos, las densidades más altas se presentan a la mitad del ciclo del cultivo o poco antes de la cosecha en plantas anuales. Cuando las poblaciones al inicio del cultivo son altas, la mayor densidad de nemátodos puede observarse antes de que la planta cumpla la mitad de su ciclo, posteriormente empiezan a declinar como resultado de severos daños en el hospedante. Frecuentemente, las prácticas de manejo afectan las poblaciones de nemátodos y, por lo tanto, deben ser consideradas en la colección de muestras; la labranza de la tierra después de la cosecha dispersa los nemátodos, aunque también induce su muerte, cuando esta actividad se hace en los meses más calientes del año y que todavía no llueve.

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Recomendaciones prácticas para el muestreo de nemátodos

Con base en las consideraciones antes mencionadas, a continuación se indican una serie de recomendaciones prácticas para el muestreo de nemátodos fitoparásitos.

1. Planeación del muestreo

Antes de empezar a muestrear, debe determinarse qué diseño será utilizado en la colección de las muestras, que cantidad y su tamaño.

2. Estratificación del campo

Antes de colectar las muestras, el campo debe ser subdividido de acuerdo a la variación existente en la textura del suelo, patrones de humedad y cultivos previos, entre otros; a cada subdivisión se le denomina estrato, y las muestras en cada uno de los estratos se toman por separado. Finalmente, los datos obtenidos quedan representados en el plano de la superficie muestreada, facilitando así la identificación de las zonas problemáticas a consecuencia de nemátodos.

3. Número de muestras

Cada estrato debe estar representado al menos por una muestra. La cantidad de muestras a tomar varía considerablemente, en función de la superficie por muestrear, la uniformidad de las características del suelo, cultivos previos, etc. Para detectar al género Meloidogyne se recomienda colectar una muestra compuesta por cada dos hectáreas, aunque en campos muy grandes donde el suelo y los antecedentes del cultivo son similares, una muestra puede abarcar más superficie. En algunos países el 1 % de los costos de producción del cultivo, es utilizado en el muestreo de nemátodos para proteger la inversión.

4. Momento en que debe efectuarse el muestreo

Los muestreos de suelo deben hacerse antes de establecer el cultivo. Esto permite la toma decisiones oportunas en la prevención de daños por nemátodos. Desafortunadamente, muchos agricultores no lo hacen, y cuando se dan cuenta del problema es por la presencia de los síntomas. En este momento ya existen daños en el cultivo y las medidas aplicadas nunca se compararán con las efectuadas antes o al inicio del cultivo. También es recomendable realizar muestreos periódicos durante el cultivo para identificar qué nemátodos existentes y en qué cantidad. De igual manera, para evaluar el efecto de un fumigante en el suelo, se deben colectar muestras antes y después de la fumigación; además, debe darse seguimiento a las poblaciones de nemátodos durante el desarrollo del cultivo. Si se pretende observar la respuesta de diferentes variedades, es necesario tomar muestras durante el desarrollo del cultivo, y finalmente correlacionar la población de nemátodos con las variables de mayor interés en el cultivo.

5. Patrones de muestreo

Existen varios patrones de muestreo. Estos pueden ser al azar o sistemáticos; los últimos son los más recomendados por su confiabilidad. A continuación aparecen dos esquemas; uno para cultivos anuales o terrenos preparados y el otro para plantas perennes (figuras 1 y 2).

6. Datos que deben poseer la muestra

Las muestras deben etiquetarse con los siguientes datos: nombre y dirección del productor, localización de la superficie muestreada, cultivo establecido o cultivo previo, fecha de muestreo, tipo de suelo y nombre del colector.

7. Procedimiento de muestreo

El procedimiento varía y depende del cultivo. El muestreo en plantas anuales se realiza colectando suelo y raíces en el área adyacente a la zona radical (a una profundidad de 20-35 cm). La obtención de las muestras debe efectuarse a mayor profundidad después del barbecho. Algunos investigadores sugieren tomar una muestra por planta (de cinco submuestras) en el área de goteo para plantas perennes, considerando diferentes profundidades y dependiendo del sistema radical que presente el cultivo.

8. Cuidado y manejo de las muestras de suelo y raíces

Las muestras deben manejarse con cuidado, dado que en éstas se encuentran los nemátodos vivos y es necesario mantenerlos así para facilitar su extracción. Se sugiere que las muestras no se expongan directamente al sol, ni se compacten, para ello se recomienda introducirlas en una hielera. En caso de no procesarse inmediatamente se deben conservar a una temperatura de 10-15°C.

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DETECCION DE Meloidogyne

El nemátodo agallador (Meloidogyne spp.) es el más estudiado en el mundo, porque infecta una gran cantidad de plantas cultivadas y por los cuantiosos daños que origina en la producción. El síntoma típico en el sistema radical consiste un engrosamiento y deformación de las raíces, al cual se le denomina “agallamiento” (figura 3); en la parte aérea de las plantas se observa un menor crecimiento, amarillamiento y frecuentemente los vegetales afectados por Meloidogyne spp. están asociados con otros patógenos. Debido a que los problemas del nemátodo agallador se han incrementado a consecuencia de nuevos sistemas de producción, resulta importante señalar las características que permiten su identificación en estado juvenil y adulto. El nemátodo agallador logra sobrevivir en el suelo como huevecillo o en su segundo estado juvenil, este último permite su detección en el suelo cuando hay ausencia de plantas hospedantes. Sin embargo, frecuentemente lo confunden con otros o simplemente no lo detectan, por lo tanto, es importante precisar sus características para que haya un diagnóstico confiable; la larva es vermiforme con una longitud de 280-500μ, su cutícula es anillada, la región cefálica no se presenta separada del resto del cuerpo (figura 4), el tamaño del estilete varía de 10-20μ de longitud, asimismo, es delgado y con nódulos basales bien definidos; el esófago es típicamente tylenchoide, la glándula esofágica está sobrepuesta ventralmente y la cola es conoide (figura 5).

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El género Meloidogyne se caracteriza por tener un marcado dimorfismo sexual, dado que los machos adultos son filiformes y las hembras adultas poseen forma de pera. Indudablemente, las características de estos últimos estados permiten su identificación con mayor precisión; las hembras tienen un tamaño que oscila entre 440-1300μ, su color a simple vista es blanco y no presentan cola; en la parte posterior del cuerpo, la cutícula presenta estriaciones ligeras que junto con la vulva y el ano, forman patrones característicos que permiten diferenciar a las especies (figura 6).

Los machos son alargados y presentan una longitud de 1000-1500μ, carecen de bursa o ala caudal y su cola es redonda y corta (figura 7).

Bibliografía consultada

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* Los autores son Profesores Investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

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