Bajo la premisa de que el principal insumo de una buena cosecha es la calidad de la semilla, el director general del SNICS, Dr. Leobigildo Córodova Tellez, aseguró que a México le urge incrementar la producción de semillas certificadas para cubrir el vacío que actualmente se tiene en este renglón y que influye en la productividad del campo mexicano y los bajos rendimientos que se tienen en la mayoría de los cultivos, principalmente de granos.
Al ofrecer la conferencia: Biodiversidad, Innovación y Valor Agregado en las Semillas, en el marco de la Expoceres 2018, el titular del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, aseguró que México forma parte de los principales convenios internacionales que tienen que ver con la obtención de nuevas variedades de semilla, los certificados de obtentor y los derechos de propiedad intelectual que garantizan que la inversión realizada para la obtención de una nueva semilla puedan recuperarse, a través del precio de las semillas originales, básicas y registradas que son las etapas previas a la producción de la semilla certificada que utiliza el agricultor.
Aseguró que por el hecho de que México participa en los principales Convenios y Tratados Internacionales relacionados con la biodiversidad, acepta como consecuencia que las semillas originales vienen hacer un patrimonio de la humanidad como recursos naturales, los cuales pueden mejorarse y de esa manera fortalecer la producción de semillas y su correspondiente comercialización, aunque destacó que cada país es soberano de sus recursos naturales.
En México en el año 2002 entró en funcionamiento el mecanismo de coordinación para la conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, el cual asegura la distribución justa y equitativa, derivada de la utilización de las semillas mejoradas. México forma parte de los países mega diversos ya que cuenta con un banco de germoplasma con más de 10.000 accesiones que se pueden convertir en nuevas variedades vegetales.
Explicó que es a partir de las semillas que puede asegurarse la alimentación de la población mundial, donde destacan: trigo, arroz, maíz y papa que representan el 65% del total de la energía humana de origen vegetal . Otras 7,000 especies diversas de semillas han sido cultivadas o recolectadas como alimentos, mientras que alrededor de 30,000 especies a nivel mundial son identificadas con plantas comestibles y alrededor de 80,000 especies son utilizadas por los seres humanos para: alimentos, fibras, industria, cultura y con fines medicinales.
Cada una de las semillas de las diferentes especies nativas o silvestres puede ser mejorada, dependiendo de los objetivos que se persiguen con ese mejoramiento y a partir del mejoramiento genético es que una persona o empresa puede alcanzar el grado de obtentor, al demostrar que ha mejorado las características de una planta a partir de la combinación de dos o más semillas con características combinables entre sí.
El campo mexicano dispone de 24.6 millones de hectáreas para la agricultura y alrededor de 800 productos agroalimentarios, de los cuales 200 cultivos tienen a México como centro de origen y exportamos al mundo principalmente: aguacate, tomate, Berries, Tequila y Chile, todos de origen vegetal.
Destaca que a nivel de especies silvestres, la responsabilidad en el uso manejo y aprovechamiento corresponde a la Secretaría de Recursos Naturales, mientras que a partir de la diversidad de cultivos, variedades de uso común y certificados de obtentor son regulados por la Secretaría de Agricultura a través del SNICS siendo esta instancia la responsable de regular la calificación de semillas en México. Recordó que desde 1943 se tienen registros de los primeros esfuerzos del gobierno federal para regular la producción de la calidad de las semillas, siendo en 1954 cuando se inició con la certificación de las semillas de trigo, mientras que en 1961 se promulgó la primera Ley Sobre Producción, Certificación y Comercio de Semillas, siendo ese mismo año creado el SNICS.
En 1996 se emitió la Ley Federal de Variedades Vegetales donde se establece al SNICS como el órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Agricultura para vigilar y certificar los procesos de calificación de la semilla.
En el año 2002 fue constituido el Sistema Nacional de Referencia Fitogenética que actualmente es la institución encargada de regular el uso de las semillas en todas sus etapas mientras que en 2007 fue promulgada la nueva Ley de Producción y Certificación y Comercio de Semillas y en 2013 se obtuvo la acreditación de uno de los primeros laboratorios como centro de referencia para determinar las características de las semillas mexicanas.
Al explicar el proceso de obtención y transferencia de innovaciones de variedades vegetales destacó que en la primera etapa en la que se identifican como recursos fitogenéticos se prevé la conservación y aprovechamiento de la biodiversidad mediante colectas y conservación de semillas de plantas, la caracterización de cada una, la evaluación de sus características y rendimientos y la investigación básica y aplicada dá valor agregado para determinar las condiciones en las que se puede desarrollar un cultivo comercial. La segunda etapa es la identificación de las variedades vegetales donde se incluye el mejoramiento genético que equivale a inovaciones a la semilla y a partir de aquí se generan las guías técnicas, los manuales gráficos, el banco de muestras de variedades protegidos, el catálogo de oferta tecnológica y la inspección y vigilancia. En la tercera etapa se determinan la calificación de semillas e interviene el proceso de multiplicación y venta de la semillas en las cuales se tienen que considerar las reglas técnicas, los procesos de certificación tanto de inspeccion en campo como laboratorio y las etiquetas.
Todo este proceso es determinante para garantizar que las personas, instituciones o empresas que se dedican al mejoramiento de las semillas puedan obtener un beneficio derivado de su esfuerzo y ello determina los cultivos principales en los cuales se trabaja para el mejoramiento genético de las principales plantas cultivadas.
Destacó que durante 2017 fue en el cultivo de trigo donde se obtuvo el mayor volumen de semilla con 83.58 miles de toneladas, seguido de maíz con 70.6 y papa con 21.2 miles de toneladas, avena con 20.7, soya con 12.9, frijol con 5.7, cebada con 4.8, arroz con 2.3 y garbanzo con 367 toneladas de semilla con categoría certificada.
El director del SNICS reconoció que el uso de semilla certificada aun es bajo, en comparación al total de las siembras comerciales, por lo que se requiere actualizar la ley Federal de Variedades Vegetales para darle mayor certeza jurídica de los obtentores y para otorgar mayor competitividad al país en el tema de la producción de semillas mejoradas.
Reconoció que en materia de producción de semilla es mucho lo que falta por hacer y en ello está involucrado no solamente el gobierno federal a través de los organismos de control, sino también las organizaciones de productores, los centros de investigación y las empresas comerciales que deben hacer un mayor esfuerzo para incrementar la oferta de semillas mejoradas y de esta manera aumentar el potencial de rendimiento de los principales cultivos comerciales.