En la ciudad del Mar de Plata, en la Argentina, existe un laboratorio de diagnósticos vegetales y de producción de minitubérculos de papas que ha tenido un extraordinario impacto en los costos de producción y en la calidad del cultivo de papa en varias regiones productoras del país.
Según explican los esposos Juan Barrenechea y Ana María Escarrá, fundadores de este laboratorio, los servicios que ofrecen a los productores de papa se iniciaron en 1984 con un nuevo tipo de diagnóstico vegetal para detectar infecciones virales en las papas. Luego, en los últimos cinco años se han dedicado a la producción de semillas de papa por el sistema de minitubérculos en condiciones controladas.
Refiriéndose a los métodos tradicionales de producir semilla de papa, estos investigadores explican que dicha actividad se realiza por medio de un sistema que se llama de selección clonar. Esto consiste en seleccionar en campo plantas sanas que luego se multiplican repetidas veces.
Esto es un proceso muy largo -dicen los esposos Berrenechea-Escarrá- y demanda de 10 a 15 años para que un país pueda producir su propia semilla de papa. En cambio, por medio de los minitubérculos en sólo cinco años se ha logrado que la Argentina pueda autoabastecerse de toda la semilla de papa que necesita para las zonas de producción.
La técnica de la micropropagación consiste en la producción en laboratorio de una gran cantidad de material completamente sano. Este material se transplanta luego a un invernadero en donde las plantas están protegidas o aisladas del medio ambiente, y así se producen pequeñas papas, que se conocen como minitubérculos. Estos materiales libres de patógenos se entregan a los productores de semilla básica del país para su reproducción. Así empieza la primera etapa de producción de la semilla básica.
Después de dos o tres multiplicaciones, los productores logran obtener el volumen suficiente para las siembras en la chacra.
“La entidad que se requiere de semilla varía de acuerdo con el área a sembrar y el propósito a que se van a destinar los minitubérculos”, dicen los esposos Barrenechea-Escarrá. “Por ejemplo, dicen ellos, si se empieza con 5,000 minitubérculos que sirven para un décimo de una hectárea o sea mil metros cuadrados, al segundo año se tendrá material para una hectárea y el año siguiente se podrá sembrar 10 hectáreas. La relación de 10 a uno ya ha sido comprobada, porque ya hemos vendido minitubérculos durante cinco años”, agregan estos investigadores.
Con relación a las ventas de los minitubérculos, los esposos Berrenechea-Escarrá dicen que son varias: “Para el productor comercial la primera ventaja es obtener una semilla similar a la importada, pero a un costo mucho menos”. Esta afirmación ha sido ya comprobada por varios productores comerciales de papa no sólo de la Argentina, sino de Chile, Uruguay y Brasil, en donde la técnica de los minitubérculos ha venido extendiéndose considerablemente en los últimos dos o tres años.
De acuerdo con los datos proporcionados por un productor del Uruguay, el Sr. Juan P. García Bogado, quien tiene más de 25 años de experiencia en el cultivo de papa, el sistema de producción de semilla de papa por medio de minitubérculos permite reducir los costos de producción en forma considerable.
Explica este productor que para lograr de 30 a 35 toneladas de papa por hectárea se necesita sembrar entre 1,800 y 2,000 kilos de semilla, o sea de 36 a 40 bolsas de 50 kilos.
De acuerdo con los precios de la semilla importada en el Uruguay, el Sr. García Bogado estima que para la siembra de papa se requiere una inversión de alrededor de 1,000 dólares en semilla por hectárea. “Creo que al producir la semilla propia los costos se pueden reducir en un 40, 50 y hasta en un 60%”, dice el Sr. García Bogado, quien se inició en el cultivo de minitubérculos en las últimas tres cosechas: “Desde hace muchos años hemos tratado de contar con un porcentaje de semilla propia por los métodos tradicionales”, comenta este productor, y explica que esto le permite iniciar sus siembras en forma anticipada, antes de las lluvias eventuales de enero que causan muchos problemas en los campos con siembras recientes.
“Confiamos en que con el nuevo método de minitubérculos, en unos dos años vamos a contar con toda la semilla que necesitamos para nuestra área de siembra”, dice el Sr. García Bogado, refiriéndose a las inversiones que ha realizado para la construcción de cuatro invernáculos destinados a la propagación de plantitas madres de papa, de las cuales espera obtener suficientes minitubérculos para sus siembras comerciales. “Creo que fue una decisión acertada -dice este productor- al calcular que con 300 mil dólares invertidos en el proyecto de minitubérculos se puede ahorrar hasta 100 mil dólares en la compra de semilla importada para cada temporada de producción de papa.
Otros productores de la Argentina y Uruguay, entrevistados por el surco, también afirman que el sistema de minitubérculos ofrece grandes posibilidades para mejorar los ingresos en la finca.
“El precio de la bolsa de semilla de papa importada puede oscilar entre 20 y 25 dólares”, dice el Sr. Raúl Diego Pons, otro productor uruguayo, quien tiene sus cultivos de papa a unos 70 kms. de Montevideo. “Considero que ese precio se puede reducir a un tercio o menos al producir la semilla por el sistema de minitubérculos.
“Pero la ventaja de este sistema no está sólo en la reducción de los costos de la semilla, sino en que se puede aumentar la calidad y el rendimiento por hectárea.
“Por otra parte -agrega el Sr. Pons-, existe también la posibilidad de aprovechar los campos de cultivo no sólo para autoabastecerse de semilla, sino también para iniciar operaciones de venta de semilla a otros productores de papa del país”. En el Uruguay, entre enero y febrero se plantan unas 200 mil bolsas de semilla de papa con un valor bruto aproximado, a precio de importación, de unos 5 millones de dólares.
En un comentario final sobre la calidad de papa que se obtiene con la técnica de los minitubérculos, el Ing. Barrenechea dice: “Yo me atrevería a decir que la calidad de la papa que se produce en la Argentina es comparable con cualquier otro tipo de semilla a nivel mundial.
“Es probable, además, que en algunos casos estemos obteniendo una calidad superior a la importada y a un costo menor, debido a que estamos usando para semilla una papa que tiene cuatro multiplicaciones a partir del material básico, lo cual no se hace en ninguna parte del mundo”.