Si hacemos un análisis de lo que en el cultivo de maíz teníamos antes de 1990 y lo que ha sucedido después de 1990, cuando se hace una apertura y se permite que el sector privado participe en investigación y genere híbridos, el resultado es verdaderamente impresionante.

Hay un cambio en la parte legislativa, una nueva ley de semillas, hay una participación más abierta en muchos aspectos y luego viene algo muy importante que ahorita estamos padeciendo y que es un subsidio a los precios de comercialización pero que paulatinamente se ha ido eliminando, en perjuicio no sólo al productor de maíz, sino al productor de trigo, al productor de granos en general.

Esta conjugación de esfuerzos ha contribuido mucho a que un producto como maíz que no se incentivaba en el noroeste, ahora sea un producto muy importante.

El cultivo del maíz participa en sistemas de producción muy importantes; recuérdese que el Soya por su vulnerabilidad a la Mosquita Blanca desaparece espero que temporalmente, porque era una de las opciones que tenía el productor para verano. Sin embargo, creo que la soya debería ser sembrada principalmente en terrenos de aluvión y no en terrenos de barrial muy arcilloso porque ahí se tienen los problemas de amarillamiento, entonces esto da oportunidad que cultivos como el maíz se constituyan en una opción adicional.

Pero ahorita a como están las circunstancias, el maíz es la única opción para el Norte de Sinaloa y Sur de Sonora, la única opción rentable, ahora rentable entre colmillas, ¿porqué? Porque ahorita los costos de producción van en constante aumento para el productor, lo que impide que él siquiera tenga acceso a un 30% de ganancia neta.

Si se analiza lo que está sucediendo con nuestros colegas del norte en la zona maicera de Canadá, vemos que sus ganancias netas son mucho mayores que las nuestras, debido a su avance tecnológico; en muchos aspectos están más delante de nosotros. Sin embargo las producciones promedio en el estado de Sinaloa, andan entre las 7 y 8 toneladas por hectárea, rendimientos que son competitivos con los mejores rendimientos del mundo.

Pero es justo dar crédito a nuestros colegas del sector privado porque han contribuido a ese incremento de la producción otoño-invierno sobre todo en Sinaloa y en general en el Noroeste, pero también es justo reconocer que el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias el INIFAP, el CIRNO en el Noroeste han contribuido con materiales que tienen poca competencia en la siembra de Primavera y en Verano-Otoño donde el Instituto predomina considerablemente.

Esto complementa los esfuerzos de ambos sectores.

Por ahora, en el Cirno estamos encaminados en la mayor superficie de siembra con cruzas de tres líneas; el siguiente paso va a ser llegar a las cruzas simple se manifiesta la mayor reterosis, es decir la mayor capacidad productiva de los híbridos, entonces ese es el siguiente brinco, es común ver productores aquí en Sinaloa que producen 120, 11 ó 12 toneladas de grano limpio al 14% de humedad de grano blanco que es lo que consumimos aquí en México.

Pero además de las actuales líneas de investigación en cuanto a rendimiento, creo que en el futuro cercano necesitamos diversificar y dar a los maíces valor agregado. ¿Valor agregado en qué sentido?. Creo que podemos generar junto con colaboración estrecha con el programa internacional con CIMyT maíces con más valor, con una mayor cantidad de proteína, con una proteína que tenga un mayor valor nutritivo. Estamos hablando de maíces de alta calidad de proteína, creemos que esos maíces puedan tener un papel muy importante en la industria de porcinos tanto en Sonora como en Sinaloa.

Otro aspecto importante va a ser introducir maíces con un contenido de aceite más elevado, lo que reducirá las cantidades que se requieren para llevar al animal al destete, a peso de mercado, otro aspecto importante va a ser la obtención de maíces dulces para exportación, ahí creo yo que necesitamos hacer un esfuerzo mayor para poder participar y dar opciones al productor, quizás más que nada nuestra función sobre todo en maíces dulces pues al principio sería hacer evaluaciones y ver cuales son experimentalmente de carácter adaptativo.

Este es un bosquejo general de lo que viene, de lo que tenemos, de lo que esperamos en el futuro porque el maíz, con sus diversas modalidades puede ser una alternativa viable y esperemos rentable para el productor.

Nuestra ambición principal es por ejemplo poder generar híbridos en Primavera-verano y Verano-Otoño que puedan en 120 a 130 días llegar a rendimientos promedio de 7 toneladas por hectárea.

Ojalá y pudiéramos llegar a las 8 en el caso de los híbridos de verano, pues en el Otoño-Invierno estamos logrando rendimientos de 10-12 toneladas, pero no podemos desligarnos de este esfuerzo. Creo yo que es muy importante el aspecto del manejo agronómico.

En este proceso ha habido grandes avances y rápidos como la disponibilidad de híbridos de alto rendimiento, sembradoras de precisión, cosecha mecanizada, etc.

Tenemos que aprender a manejar mejor los residuos de cosecha; y a no quemar los miles de hectáreas que estamos quemando de rastrojos, creo que una de las cosas que tenemos que tener en cuenta es que nuestro contenido de materia orgánica en los suelos se va disminuyendo y rápidamente y que tenemos que retornar a un manejo que nos permita conservar y quizás elevar ligeramente los contenidos de materia orgánica, ya que el contenido de materia orgánica es equivalente a fertilidad, es equivalente a una estructura adecuada de nuestro suelo.

Todo esto se tiene que combinar, se tiene que integrar para que el productor tenga una actividad rentable y que le permita bienestar.

Un aspecto importante es que mejoramiento genético y manejo agronómico son una mancuerna inseparable.

En muchos casos, el investigador se obliga a diseñar un manejo agronómico casi jurídico, por las características del híbrido, pero tenemos que reconocer que por ahora no queremos llegar a ese refinamiento, quizá más adelante se logre, pero en estos días estamos hablando ya de agricultura de precisión donde la cosechadora va levantando un plano en el cual te dice donde hay bajas de rendimiento, donde el rendimiento esta bien, donde esta la falla, donde hay problemas con la fertilidad del suelo, etc.

Ese trabajo se pasa a la sembradora que lleva todo el equipo necesario y va distribuyendo de acuerdo con ese mapa que se levantó, desde qué cantidad de semilla distribuir, qué fertilizante aplicar si hay un paso por un terreno malo, una mancha arenosa o algo donde haya baja fertilidad, se reduce la densidad de siembra, se aumenta el fertilizante y todo esto está computarizado.

¿Llegaremos a esa etapa?
Quizás no sea necesario en nuestro caso, lo que sí tenemos que hacer es que los productores, sobre todo aquellos productores de vanguardia, puedan ir haciendo estos cambios y después otros productores los imitarán.

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